Hablemos de Pretty Woman, ese clásico emblemático de la comedia romántica que todavía sigue causando estragos en sus repeticiones televisivas. Fue el pistoletazo de salida para la carrera de Julia Roberts, pero ¿sabías que hubo otras actrices que pudieron haber cumplido el mismo sueño antes que ella? Sobre todo una en especial, que fue asesinada en su casa cuando era una de las favoritas del director Garry Marshall. Se trata de Rebecca Schaeffer.
El guion de Pretty Woman estuvo en desarrollo desde inicios de los 80, cuando fue concebido como un drama sobre la prostitución en la ciudad de Los Angeles. Con el paso de los años fue retocado en más de seis ocasiones, y su nueva versión de Cenicienta protagonizada por una casi desconocida Julia Roberts en el papel de prostituta que enamora al rico de turno (ese es Richard Gere), nos descolocó a todos. Los astros se pusieron de acuerdo y todo encajó como las piezas de un puzle, concediéndole a su protagonista el afamado título de la Novia de América. Julia triunfó, está claro, aunque no estaba entre las primeras de la lista para el personaje. A la ganadora de un Oscar por Erin Brockovich la precedieron otros nombres que también apuntaban maneras.
Primero fue otra pelirroja, Molly Ringwald conocida por la película El club de los cinco o Dieciséis velas, quien rechazó el papel de Vivian Ward. Así mismo lo expresó la actriz años después. A pesar del estrepitoso éxito que tuvo la película, la icónica intérprete de los 80 no se arrepintió de haber rechazado $3000, como se titulaba inicialmente la aclamada cinta. Al verla en la pantalla grande supo que el papel estaba destinado a Julia y que nadie lo habría hecho mejor. “Julia Roberts es lo que hace esa película. Era suyo. Todo actor espera algún día tener un personaje que les permita brillar de esa manera”, contó tal y como recoge Business Insider. Pero el rechazo de Ringwald nos lleva a la siguiente en la lista de candidatas: Rebecca Schaeffer.
Sus rizos ensortijados y su belleza inocente y salvaje a la vez no tenían nada que envidiar a la de Julia. El público de televisión se había quedado prendado de ella tras protagonizar la serie Mi hermana Sam, que le brindó la fama con apenas 21 años. Su carrera y su personalidad entusiasta prometían papeles dorados, romances en Hollywood y una legión de fans hechizados por su encanto. Desafortunadamente, la obsesión de uno de ellos impidió que disfrutáramos de ella para siempre. Un hombre de 19 años llamado Robert Bardo la disparó a bocajarro en el pecho acabando con su vida. Una de esas terroríficas historias más propias de un guion de ficción que muy a nuestro pesar fue un hecho real.
Impresionado por su belleza e inocencia, tal y como él mismo expresó en el juicio, comenzó a coleccionar imágenes de la actriz en su habitación, donde tenía un santuario dedicado a Rebecca, “desde entonces me convertí en ateo y sólo la adoraba a ella”, confesó. Le escribió una inocente carta como ferviente admirador que tuvo respuesta inmediata cuando su asistente le mandó una foto firmada. Él pensó que su amor era correspondido y a partir de ahí, la locura.
Fue después de verla compartiendo cama con un hombre en la película Scenes from the Class Struggle in Beverly Hills, que Bardo actuó sobre sus impulsos. Contrató a un detective privado para descubrir dónde vivía, consiguió un arma y fue a buscarla. Viajó tres veces a Los Angeles hasta que logró localizarla, preguntando a vecinos y transeúntes para corroborar la dirección. Tocó a su puerta y Rebecca contestó cuando se estaba preparando para asistir a un casting para El Padrino III. El joven le enseñó la carta y la foto que había recibido, y tras una breve conversación, la actriz le pidió que se marchara. Pero una hora más tarde, Bardo volvió. Y esta vez, al abrir la puerta, Rebecca recibió un disparo a quemarropa que se saldó con su vida en cuestión de minutos.
Sucedió el 18 de julio de 1989, cuando Rebecca tenía apenas 21 años y un futuro prometedor por delante. Además de Mi hermana Sam, había aparecido en otras producciones como la película Radio Times (1987) u Out of time (1988), así como The end of innocence, que se estrenó de manera póstuma. Y justo al morir, no solo se preparaba para sorprender a Francis Ford Coppola, sino que había sido una de las favoritas de Garry Marshall para el papel de Vivian. De haberlo conseguido, hubiera sido su primer papel protagonista en la gran pantalla.
La historia es poco conocida y no existen detalles sobre su casting, si ella rechazó el papel o si el director al final la descartó. Sí se sabe que fue una de las candidatas con la misma edad de Julia Roberts por entonces, aunque Marshall también ofreció el papel a Meg Ryan, Michelle Pfeiffer y Daryl Hannah, quienes lo descartaron por no estar satisfechas con la historia. El rodaje comenzó una semana después del asesinato, por lo que damos por sentado que Marshall la habría descartado o Rebecca habría rechazado la oferta antes de morir.
El crimen de Rebecca marcó un antes y un después en la legislación de Estados Unidos que dio paso a un endurecimiento de las leyes en lo que compete a la protección de la identidad de las personas. Demasiado tarde para Rebecca cuyo futuro quedó truncado.
Bardo fue arrestado al día siguiente del asesinato y sentenciado a cadena perpetua. Actualmente tiene 49 años y cumple su condena en la prisión estatal de Avenal, en California.
UN LEGADO QUE PASÓ A JULIA ROBERTS
Nunca sabremos si finalmente habría aceptado convertirse en Vivian y si de ser así lo hubiera hecho igual de bien que Julia. Después de todo, si somos sinceros, la protagonista de Notting Hill bordó el papel. Estaba un poco ‘delgaducha’ según el director Garry Marshall, buscando una modelo para suplantar las escenas donde luce cuerpazo. Por lo demás, no le sacamos ni un pero. Otro punto a su favor fue la química explosiva que tenía con Gere. La cámara los quería juntos así que daba gusto verlos en plena acción. Tanto que repitieron casi diez años después con Novia a la fuga, una historia que no pegó igual pero sirvió de reencuentro romántico para los fans.
Aunque parezca increíble, Pretty woman cumplirá su 30 aniversario el próximo año. El paso del tiempo no ha hecho mella en ese amor y la cinta ya es un clásico en nuestros hogares y, por supuesto, en Hollywood sigue siendo una de sus consentidas. Hoy en día, el Regent Beverly Wilshire, el famoso hotel donde sus protagonistas vivieron su apasionado romance, sigue ofreciendo a sus huéspedes la experiencia “Pretty woman”, con spa, un servicio que pone a su disposición un coche Rolls Royce para dos personas y entradas para la ópera, cuyo precio ronda los 90 mil euros. Pero como en toda relación, nada es de color de rosa y en su camino al éxito también sufrió algún que otro disgusto. Por ejemplo, las marcas de coches Ferrari y Porche se negaron a que sus coches aparecieran en esta película de una prostituta.
Y es que son precisamente las buenas decisiones las que pueden cambiar la vida o el destino en apenas un segundo. Por eso estaremos eternamente agradecidos a Marshall y a Disney por volver a dar la oportunidad a un guion que inicialmente tenía un final mucho más oscuro con su protagonista abandonada en un callejón. Porque si no lo saben, a punto estuvo de no hacerse la película. El estudio que hizo la jugosa oferta a Julia quebró y tres días después de haber conseguido el papel volvió a las filas del paro como ella misma confesó en una reciente entrevista a la revista Variety.
Meses después se obró el milagro y la historia olvidada en un cajón, eso sí algo mejor maquillada, finalmente vio la luz y arrasó en todos los rincones del globo terráqueo llegando a hacer una caja de casi 500 millones de euros en recaudación. ¿La clave de su éxito? Fueron muchas, pero la idea de que el amor todo lo puede y los sueños se cumplen tuvieron su parte de culpa. Así lo propone el mendigo de la cinta en su famosa frase final: “Siempre es hora de soñar, así que sigan soñando”. Le haremos caso, y si es a ritmo de Roy Orbison, responsable del tema central, mejor que mejor.
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