Una ola de nuevos casos confirmados de COVID-19 aumenta rápidamente y satura las salas de emergencias de hospitales de varias ciudades de Estados Unidos, lo que ha llevado a los pacientes hasta los pasillos y a las enfermeras a trabajar horas extra, a fin de tratar de lidiar con el incremento repentino.
Los pacientes que batallan para tomar aire son conectados a los respiradores en las salas de emergencias dado que las unidades de cuidados intensivos se encuentran al máximo, indicaron funcionarios, y la atención constante que requieren representa una sobrecarga de trabajo para el cuerpo médico que lidia al mismo tiempo con un incremento en el número de casos de emergencias, como dolor de pecho, infecciones y fracturas.
En Florida, otro estado que registra un marcado incremento de contagios, personal de hospitales subrayó la urgente necesidad de remdesivir, medicamento que al parecer reduce el tiempo promedio de hospitalización, para los pacientes con COVID-19 que han causado una escasez de camas.
Las autoridades de Florida reportaron el sábado más de 10,000 nuevos casos y 90 muertes más por coronavirus.
En respuesta, el gobernador Ron DeSantis anunció que 30,000 viales de remdesivir están siendo enviados al estado, cantidad suficiente para tratar a cerca de 5,000 pacientes.
Los viales llegarán directamente a los hospitales en las próximas 48 a 72 horas, indicó DeSantis durante una conversación con médicos en un hospital de St. Augustine.
Los hospitales de Florida atienden a más de 9,000 pacientes con coronavirus, según datos del estado. En general, ha habido casi 338,000 casos confirmados y 5,002 muertes.
Médicos y enfermeras de salas de emergencia fueron sorprendidos por el implacable flujo de pacientes gravemente enfermos durante turnos laborales que suelen durar 12 horas, dijo el doctor Bernard P. Chang, del sistema de hospitales presbiterianos de Nueva York y el Centro Médico de la Universidad de Columbia.
“Nos encontramos en alerta máxima durante toda la jornada laboral”, declaró Chang. “Es una batalla brutal y continua”.
Los contagios se han disparado en la mayoría de los estados del llamado Cinturón del Sol. Megan Jehn, profesora titular de epidemiología en la Universidad Estatal de Arizona en Tempe, dijo que es importante monitorear las visitas a las salas de emergencia debido a que los aumentos pueden ser una señal de que el virus se está propagando con más rapidez.
Las autoridades sanitarias de Arizona reportaron un nuevo máximo de muertes por coronavirus reportadas de un día para otro, con 147 y confirmaron 2,742 nuevos casos.
Los nuevos decesos y contagios reportados el sábado elevaron los totales confirmados a nivel estatal a 2,730 fallecimientos y 141,265 casos.
En Texas, la doctora Alison Haddock, de la Facultad de Medicina de Baylor, señaló que la situación actual es peor que la registrada tras el paso del huracán Harvey, que inundó Houston con fuertes lluvias en 2017. El estado reportó un nuevo récord de contagios diarios el viernes, con más de 10,000 casos confirmados por cuarto día consecutivo.
“Nunca había visto algo como este incremento de COVID”, afirmó Haddock, que ha trabajado en salas de emergencias desde 2007. “Lo hacemos lo mejor que podemos, pero no integramos una unidad de cuidados intensivos”.
Los pacientes deben esperar por horas antes de ser atendidos, lamentó la doctora, y los pacientes menos graves son colocados en camas en los pasillos de los hospitales para asignar los cuartos a personas más enfermas.
Por todo Seattle, que fue el primer foco de contagios de coronavirus del país, una nueva oleada de pacientes empieza a acudir a las salas de emergencias, según el enfermero Mike Hastings.
“Para mí, lo que en verdad resulta frustrante es cuando un paciente llega a la sala de emergencias sin realmente presentar síntomas de COVID-19 pero sienten que necesitan realizarse una prueba”, aseveró Hastings, que trabaja en un hospital y es presidente de la Asociación de Enfermeros de Emergencias.
En la mayoría de la gente, el nuevo coronavirus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. En algunas personas, sobre todos los adultos mayores y las que padecen trastornos de salud subyacentes, puede provocar enfermedades más graves, como la neumonía, e incluso la muerte.
Con información de Reuters