La Secretaría de Salud (Ssa) reportó un exceso de mortalidad de 55 por ciento en 20 estados del país, relacionadas tanto al Covid-19 como a otras causas, las cuales ocurrieron entre la semana 12 y 26 de este año.

El director general del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades, Ruy López Ridaura, indicó que en dicho periodo se esperaban 130,763 defunciones, pero se registraron 202,077 decesos, es decir, 71,315 más.

Sin embargo, precisó que el número de los fallecimientos en el país se deriva de factores secundarios y la adherencia de comorbilidades, que no necesariamente son ocasionadas por el Covid-19.

Añadió que el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiologica (Sisver) registró en 14 semanas 22,367 casos de COVID-19. Además, señaló que 8,829 muertes por coronavirus están en proceso de dictaminación o dictaminadas.

El funcionario explicó que la información de los decesos en estas semanas fue proporcionada por el Registro Nacional de Población (RENAPO), que alimenta sus registros con los datos de los estados, y fue comparada con la cifra que se esperaba para este periodo.

Ruy López explicó que se eligieron las 20 entidades que mostraron una “consistencia y una calidad” en sus datos. Estas entidades fueron: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Coahuila, Colima, la CDMX, Guanajuato, Hidalgo, Estado de México, Morelos, Nuevo León, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora, Veracruz y Zacatecas.

El funcionario indicó que en hombres es casi el doble de exceso de mortalidad que se observa en las mujeres.

Por edad, señaló que los grupos de 65 años y más, y en el de 45 a 64 años es donde se observaron los principales aumentos. En el primer grupo el exceso de mortalidad observado corresponde a 45 por ciento, y en el segundo a 97 por ciento, detalló.

En esta labor de registro participaron el Registro Nacional de Población, Inegi, la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, el Cenaprece, la Dirección General de Epidemiología y el Instituto Nacional de Salud Pública, con acompañamiento de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

«Fue un trabajo de varias semanas para armar una metodología robusta y que se convirtiera en una herramienta que se pueda usar como un indicador más», señaló el funcionario.