Entre 2006 y 2012, compañías farmacéuticas llenaron el mercado de Estados Unidos con 76 mil millones de pastillas de opioides, en medio de la mayor epidemia por drogas en el país, reveló The Washington Post.
La información está contenida en una base de datos de la Administración de Control de Drogas (DEA, en inglés) que rastreó los pedidos de opioides con recetas, que causaron alrededor de 100 mil muertes en ese periodo.
Según el medio, el volumen de pastillas se disparó un 51 por ciento en esos años, de 8.4 mil millones de pastillas en 2006 a 12.6 mil millones en 2012; en contraste, las dosis de morfina promediaron poco más de 500 millones de dólares al año.
Las píldoras distribuidas son suficientes para abastecer con 36 al año a cada persona en el país.
El estado que recibió más píldoras por persona fue Virginia Occidental con 66.5, además de ser la entidad con la tasa más alta de muerte por opioides en ese periodo.
Le siguen Kentucky con 63.3, Carolina del Sur con 58, Tennessee con 57.7 y Nevada con 54.7.
The Washington Post había intentado obtener acceso a la base de datos, la Automatización de Informes y el Sistema de Pedidos Consolidados (ARCOS, en inglés), desde 2016 y apenas este lunes un juez les otorgó la información.
De acuerdo con un análisis del medio, seis compañías distribuyeron el 75 por ciento de las píldoras: McKesson Corp., Walgreens, Cardinal Health, AmerisourceBergen, CVS y Walmart.
Además, tres compañías fabricaron el 88 por ciento de las drogas: SpecGx, una subsidiaria de Mallinckrodt; Actavis Pharma; y Par Pharmaceutical, una subsidiaria de Endo Pharmaceuticals.
Esas y otra docena de compañías enfrentan una demanda de alrededor de 2 mil ciudades y condados en una corte de Cleveland que alegan que conspiraron para inundar la nación con opioides.
Los demandantes en el caso señalan que las empresas se han enriquecido durante años con la venta de los medicamentos sabiendo la adicción que causaban.
«Caso tras caso, las compañías permitieron que las drogas llegaran a las calles de comunidades grandes y pequeñas, a pesar de persistentes señales de alerta de que las pastillas se vendían en posible violación de la ley federal y se desviaban al mercado negro», apunta The Washington Post según las demandas.
A su vez, las compañías han culpado de la epidemia a los doctores por prescribir los medicamentos de forma excesiva y a los clientes por abusar de los medicamentos.
En especial, se acusa a la compañía Purdue Pharma de desatar la epidemia en los años 90, con la introducción de OxyContin, su versión de oxicodona. Entre 2012 y 2016, la empresa ocupó el cuarto lugar entre los fabricantes, con cerca del 3 por ciento del mercado.
De acuerdo con el diario, Purdue pagó a doctores para que recomendaran y prescribieran el opioide como una forma segura de tratar a pacientes con mucho dolor.
Cuando se reveló que el medicamento era mucho más adictivo de lo que se anunciaba, la empresa terminó pagando una multa de 634 millones de dólares a la Administración de Drogas y Alimentos.
Sin embargo, la epidemia ya había iniciado y comenzó un mercado negro de opioides.
Florida se convirtió en un punto vital para la fabricación de pastillas y algunas clínicas incluso anunciaban los opioides en espectaculares.
Muchas personas viajaron a Florida para abastecerse de oxicodona e hidrocodona y la ruta de ese estado a Georigia, Kentucky, Virginia Occidental y Ohio se empezó a conocer como la «Autopista Azul», en referencia al color de las tabletas de oxicodona.
Cuando policías estatales comenzaron a detener y arrestar a conductores por transportar narcóticos, los traficantes empezaron a viajar por aire, y se popularizó un vuelo sin escalas de Ohio y otros estados cercanos a Florida, que se empezó a llamar informalmente Oxy Express.
Hace una década, la DEA empezó a tomar medidas contra la industria; en 2005 y 2006, advirtió a los distribuidores sobre el mercado negro de píldoras.
Los datos revelados por el Post, muestran que en los siguientes años se hizo caso omiso de la advertencia.