Los Ángeles, 19 Sep (El Informador).- Beto y Enrique de Plaza Sésamo lo hacían todo juntos, no se podía concebir al uno sin el otro e incluso compartían habitación, aunque con camas separadas, y ahora acaban de salir del armario, a través de su guionista Mark Saltzamn, quien ha confirmado a la revista «Queerty» que ambos eran pareja.
Saltzamn, que se incorporó a mediados de los años ochenta al equipo de guionistas del programa, ha terminado así con una de las cuestiones que más rumores han generado en la historia de la televisión.
«No tenía otra manera de contextualizarlos», sino como pareja gay, reconoció Saltzamn, quien señaló que más de una persona se refería a él y a su pareja, el editor cinematográfico Arnie Glassman -fallecido en 2003-, como «Bert» y «Ernie», los nombres originales de Beto y Enrique.
«Sí, yo era Beto, aunque físicamente me parecía más a Enrique. Y Arnie, como editor, si pensabas en un trabajo para Enrique en todo el mundo, ¿no sería ese perfecto? Enrique con sus clips y su organización. Yo era el bromista», señaló.
Saltzamn ya era pareja de Glassman cuando llegó a Plaza Sésamo, recuerda el guionista, quien agregó: «no creo que supiera de qué otra forma escribir» las historias de ambos personajes, «sino como una pareja de amantes».
Además, reconoció que los personajes de trapo fueron análogos, de muchas maneras, a la relación que tenía con su pareja. «Eso es lo que tuve en mi vida, una relación entre Beto y Enrique».
Su vida de pareja permeó así la relación entre las marionetas y es que no podía ser de otra manera, aseguró. «Las cosas que harían enfadar a Arnie serían las cosas que harían enfadar a Enrique», dijo.
Las populares marionetas aparecieron por primera vez en 1969 como compañeros de habitación con puntos de vista muy diferentes sobre cómo hacer las cosas.
Sin embargo, la homosexualidad de Beto y Enrique fue un tema latente durante años y que muchos daban por descontada. De hecho Salzamn recuerda un artículo de The San Francisco Chronicle, que relataba cómo un preescolar le preguntó a su madre: «¿Beto y Enrique son amantes?», algo así viniendo de un niño de esa edad «fue divertido».
Los rumores sobre la vida privada de las marionetas crecieron tanto que en 2011 los creadores de Plaza Sésamo desmintieron en Facebook que Beto y Enrique fueran diseñados como homosexuales, en respuesta a una petición popular para que se celebrara su boda.
La organización no lucrativa Sesame Workshop explicó en la red social que Beto y Enrique eran «grandes amigos» y que se crearon para «enseñar a los preescolares que las personas pueden ser amigas de aquellas que son muy diferentes».
A pesar de todas las explicaciones, Beto y Enrique se convirtieron en icono gay por obra de la revista The New Yorker, que en 2013 eligió una imagen de las dos populares marionetas de espaldas y con actitud cariñosa sentados en un sofá mientras siguen por televisión la decisión del Tribunal Supremo estadounidense de dar a las parejas homosexuales todos los derechos a nivel federal.