La infección persistente con el virus de papiloma humano (VPH) es la principal causa del cáncer de cuello uterino. Existen más de 50 tipos que infectan el aparato genital; los más comunes son el que se identifica con el número 16 que está asociado con hasta 60 por ciento de los casos, y el identificado con el número 18 con 12 por ciento.
Durante la Semana de Sensibilización de Cáncer de Cuello Uterino que concluyó el 28 de agosto, la Secretaría de Salud, a través del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR), fortaleció la detección oportuna de lesiones precursoras, la confirmación diagnóstica y la referencia a unidades especializadas.
Los Servicios Estatales de Salud realizaron actividades de concientización sobre el cáncer de cuello uterino, brindaron información y servicios de detección en unidades fijas y móviles de primer nivel, como citologías cervicales convencionales, detección del VPH de alto riesgo y cuestionarios para identificar factores de riesgo.
La citología cervical conocida como papanicolau se debe realizar periódicamente desde los 25 años; desde los 35 hasta los 64 años se aplica la prueba de VPH de alto riesgo como tamizaje primario.
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Cancerología muestra que entre 80 y 88 por ciento de las pacientes que solicitan atención médica de primera vez en este instituto llega en etapas clínicas localmente avanzadas; es decir, con tumores mayores de cuatro centímetros o que llegan hasta la vejiga, y 13 por ciento con enfermedad metastásica. En cambio, con la detección temprana se logra la curación de entre 90 y 95 por ciento de los casos.
De ahí la necesidad del tamizaje a través de citología cervical e identificación de VPH de alto riesgo para la detección de lesiones precursoras de cáncer; la detección a tiempo y el tratamiento adecuado facilita su curación.