Los soldados estadounidenses, en general, evitan hablar de los vientos políticos que los enviaron a la frontera con México.
Los mítines donde Trump advertía de la caravana de migrantes centroamericanos se terminaron junto con las elecciones legislativas en Estados Unidos.
Pero el despliegue de militares en la frontera sur contra la llamada «invasión extranjera» continúa, aunque haya poco que hacer en realidad.
A los militares se les han asignado solo trabajos de tipo logístico, de apoyo e incluso administrativos que los soldados de la Guardia Nacional -enviados a la frontera a principios de año- ya están realizando.
El problema moral de los militares podría convertirse en algo preocupante.
Las órdenes de despliegue durarán hasta el 15 de diciembre, lo que significa que pasarán el Día de Acción de Gracias en la frontera sin realizar muchas funciones, a menos que Trump declare ley marcial o una excepción especial.
«Cuando se le da a un soldado una misión real tiene menos problemas de moral, incluso si se trata de Navidad o Acción de Gracias», dijo el representante demócrata por Maryland y ex piloto Anthony G. Brown.
«Pero cuando envías a un soldado a una misión dudosa, sin valor militar, durante Acción de Gracias no ayuda en lo moral en absoluto».
Unos 500 agentes desplegados en el Campo Base Donna, en el área de Texas, son una mezcla de unidades médicas, oficiales de policía militar e ingenieros.
La base, como muchas otras en la frontera, cuenta con poca electricidad, excepto para equipos de comunicaciones. En los últimos días, los elementos instalaron una pequeña ducha donde los tiempos para bañarse no sobrepasan los siete minutos.
El lugar no cuenta con un comedor y los agentes duermen en carpas sin aire acondicionado. Además, muchos han tenido que cavar zanjas afuera de sus tiendas para evitar que el agua de lluvia se acumule cerca de sus catres.
A diferencia de misiones en Irak o Afganistán, las tropas no reciben un pago extra por estar en combate, ni un pago por apoyar en situaciones hostiles, pues no podrán interactuar con la caravana.
A casi 2 mil kilómetros de distancia, funcionarios del Pentágono han ridiculizado en privado el despliegue y lo han considerado una costosa pérdida de tiempo y recursos.
No se ha revelado una estimación del costo final por el despliegue, pero funcionarios encargados del presupuesto en defensa prevén que si la cantidad de soldados enviados llega a 15 mil, el precio podría rondar en los 200 millones de dólares.
Dos días antes de los comicios, un pelotón de ingenieros colocaron alambre de púas sobre el Puente Fronterizo McCallen-Hidalgo, acción que fue elogiada por el Presidente en un mitin en Montana.
Poco antes de las elecciones, el Departamento de Defensa anunció que la misión fronteriza se llamaría «Operación Patriota Fiel», pero el Secretario de Defensa, Jim Mattis, retiró el nombre después de las votaciones.
El término, «patriota fiel», dijeron los funcionarios, tenía connotaciones políticas.
Fuente: The NYT