El módulo de aterrizaje de la misión espacial soviética Venera-9 hizo un aterrizaje suave en la superficie de Venus el 22 de octubre de 1975, transmitiendo las primeras imágenes de su superficie.
Por primera vez en la atmósfera del planeta Venus a una presión 90 veces mayor que en la Tierra y una temperatura de 485 grados centígrados, se obtuvo una imagen única de la superficie de Venus en el lugar de aterrizaje.
La nave pudo transmitir información durante 53 minutos antes de sucumbir a la enorme presión y calor, informa Roscosmos.
Por primera vez se transmitieron imágenes panorámicas de televisión de otro planeta. En los panoramas formados por imágenes de televisión transmitidas se vieron afloramientos de lecho rocoso, y rocas partidas que pueden ser el resultado de desplazamientos en la corteza y servir como confirmación de la actividad tectónica en Venus.
El vehículo de descenso midió la densidad, presión, temperatura de la atmósfera, la cantidad de vapor de agua, medidas nefelométricas de partículas de nubes, medidas de iluminación en diferentes partes del espectro. Además de un espectrómetro gamma, se utilizó un densímetro de radiación para medir las características del suelo.
Venera 9 midió la iluminación en la superficie; estas mediciones mostraron que del 5 al 10% de la energía solar llega a la superficie del planeta en forma de radiación dispersada por las nubes.
También se puideron obtener imágenes de televisión de la capa de nubes, la distribución de la temperatura a lo largo del límite superior de las nubes, los espectros del brillo nocturno del planeta, realizar estudios de la corona de hidrógeno, exposición múltiple de radio de la atmósfera e ionosfera, y medición de campos magnéticos y plasma casi planetario.
La detección de tormentas eléctricas y relámpagos en la capa de nubes del planeta atrajeron mucha atención. Los datos de las mediciones ópticas mostraron que las características energéticas del rayo venusino son 25 veces más altas que los parámetros del rayo terrestre.
EUROPAPRESS