En un ambiente de tensión familiar tras la muerte del artista mexicano José José el pasado sábado y sin que dos de sus tres hijos conozcan dónde están sus restos, toman protagonismo las incógnitas sobre su herencia.
El artista, cuyo nombre real era José Rómulo Sosa Ortiz, dejó tras su muerte un enorme repertorio de canciones que conmovieron a los mexicanos y al resto del mundo de habla hispana, pero el éxito que cosechó también le trajo un fortuna cuyo destino se desconoce.
Durante 20 años fue uno de los mexicanos con mayor número de ventas de discos: «Mi Vida» vendió 3 millones y medio de copias; «Reflexiones», 3 millones y «Promesas» vendió 2 millones de discos.
En una época en la que los músicos se nutrían de sus ventas más que de sus conciertos, José José rompía los récords y obtenía discos de oro y platino.
También se estima que ganó más de 300 millones de pesos por los derechos de su música.
Sin embargo el artista gastó prácticamente todo su dinero, como el mismo admitió ante la prensa, en una vida de excesos y despreocupación en cuanto a gastos, por lo que su fortuna se convirtió en un espejismo.
En 2014 «El Príncipe de la Canción» volvió a confesarse ante la prensa y admitió que años antes tuvo que vender su casa y, tras contraer cáncer en 2017, los gastos médicos terminaron de fusilar el dinero que José José había conseguido gracias a su voz.
Ante la incertidumbre de si el cantante todavía conservaba parte de su patrimonio, el pasado febrero se hizo público un audio en el que se escucha a su hija Sara Sosa en una reunión con un notario junto a su padre y la ex representante del cantante, Laura Núñez, en el que se escucha cómo la joven habría presionado a su padre para firmar un documento que le cedía las ganancias por su trabajo musical.