Solo había alguien capaz de competir con Will Smith en la alegre y musical ceremonia de clausura del Mundial de Rusia: Ronaldinho.
El Estadio Luzhniki explotó en euforia cuando el astro brasileño se presentó en la cancha tocando la conga al ritmo de «Kalinka», una canción tradicional rusa y que durante la Copa del Mundo se ha escuchado casi en cada esquina de Moscú.
Ahí estaba Ronaldinho, contagiando con su alegría a ras de césped, aunque sin balón de por medio, mientras la mascota oficial Zabivaka derrochaba energía junto a un grupo de voluntarios de la FIFA.
Minutos antes, Rusia comenzó a cerrar el telón de su Copa, la mejor a juicio de Gianni Infantino, con un emotivo show en el que se proyectaron las imágenes de los mejores momentos del torneo, tanto de futbolistas como de aficionados.
Y fue el momento en el que Nicky Jam ingresó a la cancha para interpretar «Live It Up», la canción oficial del Mundial, en compañía de Era Strefi y de Will Smith, el actor y rapero que con su sola presencia incrementó la alegría en un escenario que ya espera a los grandes protagonistas de la tarde en Moscú, en el Estadio Luzhniki, a donde el alemán Philipp Lahm acudió a entregar el trofeo de la Copa del Mundo que espera a su nuevo monarca, Francia o Croacia.
Con información de Cancha