La violencia hacia las mujeres es un problema creciente en los últimos 11 años, con 7.5 feminicidios diarios en México. Pese a su visibilidad, se necesitan propuestas interdisciplinarias para su atención y erradicación, ya que se trata de un tema multifactorial, coincidieron especialistas en la mesa redonda Género y Cultura, del Segundo Encuentro Internacional de Educación, Historia, Literatura-Lengua y Filosofía, organizado por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la BUAP.
En su intervención, Luz Mariel Flores, alumna de la FFyL, refirió que el feminicidio es resultado de una constitucionalidad frágil y falta de valor hacia el cuerpo de una mujer, visto como objeto de satisfacción y desecho. “Algo de poco valor; seres superfluos que pueden ser arrojados y desechados en barrancas y basureros, mutilados o incluso descuartizados”.
El feminicidio es un asunto que requiere atención desde diversos frentes, uno de ellos es la academia para generar propuestas interdisciplinarias que permitan un cambio cultural y moral, sin la repetición de discursos machistas, dijo.
“La naturalización de la violencia nos inmoviliza, por lo que no tomamos conciencia del tema y, por ende, no actuamos. Sin embargo, la naturalización también mata”, sentenció Elva Rivera Gómez, investigadora del Colegio de Historia y de la Maestría en Educación Superior de la FFyL, quien señaló la falta de personal capacitado para atender las denuncias presentadas ante las autoridades.
Por su parte, Josefina Manjarrez Rosas, también investigadora en esta unidad académica, la violencia hacia la mujer traspasa fronteras. En el caso de las migraciones del centro y sur del continente americano hacia Estados Unidos, seis de cada 10 mujeres sufrieron acoso o abuso sexual durante su trayecto. Por consiguiente, la migrante está expuesta a embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, puesto que el 28 por ciento dijo haber tenido relaciones sexuales a cambio de algún servicio. “Siendo mujer corremos más riesgo y necesitamos a un hombre que nos ayude para poder cruzar, puesto que la migración es una opción para mejorar nuestras condiciones de vida”, citó la académica al leer un testimonial.
A este problema se suma la falta de atención médica y el acceso a instancias de salud durante su trayecto. Por ello, “al ser conscientes de los riesgos han echado mano de estrategias, como tomar anticonceptivos, vestirse de hombres y tomar rutas menos peligrosas”, expuso Manjarrez Rosas.
En esta mesa igualmente participaron Rosa María Grillo, de la Universidad de Salerno, y Elva Rivera Gómez, con las ponencias “Descubriendo mujeres en la historia de América” y “La cultura patriarcal de la violencia de género contra las mujeres en México”, respectivamente.