Hace una semana que desaparecieron las hermanas Saucedo Zermeño y nadie las está buscando. El 27 de julio, a Adriana, Olivia y a su pareja, Beatriz Hernández, se les perdió el rastro en el municipio de Encarnación de Díaz, en Jalisco, donde vivía la primera de ellas. No se sabe ni la hora ni en qué punto de esta localidad se esfumaron. Pero al día siguiente, a medio día, hombres armados irrumpieron en la vivienda de Marisela Saucedo y también se la llevaron. Ella es la mayor de las cuatro mujeres y solo tiene 28 años. Originarias de Aguascalientes, la Fiscalía de su Estado no puede buscarlas porque los hechos no ocurrieron en su territorio y la de Jalisco aduce que nadie ha presentado con ellos la denuncia. Son cuatro mujeres más sin paradero y nadie se escandaliza.
Ha sido el Observatorio de Violencia Social y de Género de Aguascalientes el que dio el miércoles la voz de alarma. La organización empezó a difundir las fichas de las cuatro mujeres, sonrientes, con sus señas y los datos de contacto de las autoridades. La Fiscalía de Aguascalientes afirma que la denuncia fue recibida ayer en la tarde, que fue hecha por otra joven, de la que no se difundió su parentesco con las víctimas. Este ministerio público ha afirmado a EL PAÍS que ha enviado la carpeta de investigación a la Fiscalía de Jalisco: “Ya va de camino de manera física”. Sin embargo, la dependencia en Jalisco señala que no han recibido ninguna “solicitud oficial” sobre el caso, pero que están dispuestos a colaborar. Mientras, los días pasan y la desaparición de las cuatro jóvenes se ha quedado en el limbo.
Las tres hermanas nacieron en Aguascalientes, pero dos de ellas vivían ahora en Encarnación de Díaz, conocido popularmente como La Chona, un municipio de Jalisco, que está envuelto en la lucha de los grupos del crimen organizado. Hace solo unas semanas se instalaron en esa localidad narcobloqueos que impedían el paso de los ciudadanos. Beatriz Hernández es originaria de la huasteca potosina, pero también vivía en Aguascalientes.
Lo poco que se conoce hasta el momento es que Olivia, de 25 años, y Beatriz, de 24, ambas trabajadoras en la industria automotriz, en Jatco (Aguascalientes), cruzaron hasta La Chona. Allí se encontraron con la hermana pequeña de las Saucedo Zermeño, Adriana, de 22 años. Las tres desaparecieron juntas el pasado jueves, se cree que cuando regresaban hacia Aguascalientes.
El elemento más extraño del caso lo pone el ataque a Marisela, a quien se llevaron con violencia de su casa en el barrio de Las Chivas, también en Encarnación de Díaz. Este municipio situado a menos de 30 kilómetros de la frontera con Aguascalientes, representa la espiral de violencia en la que se encuentra sumido el Estado.
Jalisco es la entidad de México con mayor número de desaparecidos: las cifras del horror llegan ya a 14.484 personas, 200 en La Chona, según el Registro Nacional de Desaparecidos, a cargo del Gobierno federal. Sin embargo, las organizaciones de búsqueda han identificado que la Administración estatal, liderada por Enrique Alfaro, no está subiendo los registros de personas desaparecidas a la plataforma. De manera, que según las cifras del Registro Nacional de mayo de 2022 a mayo de 2023 en Jalisco han desaparecido 151 personas. En la realidad, la Comisión Estatal de Búsqueda ha emitido 1.260 fichas de personas desaparecidas para ese mismo rango de tiempo.
Hace apenas dos meses que desaparecieron ocho jóvenes que trabajaban en un call center de Zapopan, el municipio más pujante de la zona metropolitana de Guadalajara. Sus cuerpos aparecieron unos días más tarde en una barranca cercana a la capital. Tuvieron que sacar sus restos en 50 bolsas con un helicóptero.
Jalisco también se encuentra a la cabeza de las fosas clandestinas. La más grande que se ha encontrado en México está en la zona metropolitana, en el municipio de Tlajomulco. Además, durante los últimos 15 años, es el Estado en el que más número de cuerpos se han exhumado de estas fosas masivas: 1.107 personas. La presencia del crimen organizado complica siempre las labores de búsqueda de los familiares que deben enfrentarse solas a los delincuentes y a la ausencia del Estado.
El País México