Al final, la sanción “histórica” al Club Querétaro se quedó en el discurso, la realidad es otra. Tras los actos de violencia ocurridos en La Corregidora, los Gallos tendrán que jugar un año a puerta cerrada sus encuentros como local en una nueva sede, así como pagar una multa de un millón y medio de pesos. La directiva fue inhabilitada por cinco años. El “grupo de animación” no podrá asistir durante tres años a partidos como local, y un año en calidad de visitante. Simplemente, escondieron la basura bajo la alfombra.