El trabajador de la agencia nuclear ucraniana Viktor Kozlov recibió un regalo de cumpleaños inusual de su esposa Maryna: boletos para un vuelo de 90 minutos sobre Chernobyl, escenario del peor desastre nuclear de la historia.
El viaje ofrece a los pasajeros una vista de pájaro de los edificios abandonados en la ciudad fantasma de Pripyat, otrora hogar de los trabajadores nucleares, así como de la enorme estructura abovedada que ahora cubre el reactor que explotó el 26 de abril de 1986.
En el vuelo, operado por Ukraine International Airlines, los pasajeros estiraron el cuello, señalaron y tomaron fotografías con sus teléfonos del sitio, que se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos del país.
El desastre, que se produjo durante una prueba de seguridad fallida en la planta a 110 kilómetros al norte de la capital, Kiev, obligó a decenas de miles de personas a abandonar el área de forma permanente, dejando atrás una vida silvestre que prosperó en la zona contaminada.
Leí mucho sobre el accidente de Chernóbil y sé cada segundo de la cronología del desastre», dijo durante el vuelo Kozlov, cuyo interés en la industria fue motivado por haber crecido en otra ciudad con una planta nuclear.
Me sorprendió la naturaleza que rodea a la planta. Se ve tan pura, la naturaleza ganó al humano aquí», agregó.
Justo después del desastre murieron 31 trabajadores de la planta y bomberos, en su mayoría por una enfermedad aguda por la radiación. Más tarde, miles más sucumbieron a enfermedades relacionadas con la radiación, como el cáncer, aunque el número total de muertes y los efectos a largo plazo en la salud siguen siendo un asunto de intenso debate.
Ahora que Ucrania conmemora el 35 aniversario del accidente, la exrepública soviética solicitará que Chernobyl sea declarado Patrimonio Mundial de la Unesco para atraer más visitantes y fondos para desarrollar el área.
Antes de la pandemia de coronavirus, el sitio se hizo más popular entre los turistas gracias a la serie de HBO «Chernobyl» en 2019.
Para el piloto Yevhen Nechyporenko, los vuelos sobre Chernobyl le recordaron su infancia, cuando pasaba las vacaciones de verano cerca de la zona.
Atrae a la gente como un imán. También al mirar estos lugares desde arriba, uno se imagina allí», dijo en la cabina.
Es muy interesante observar de cerca cada detalle del área, lo que está sucediendo allí, qué cambios ocurrieron alrededor de la planta y en la ciudad, cómo la naturaleza se está desarrollando y asumiendo el control», agregó.
Reuters