Al menos 60 bebés, niños pequeños y otros menores de más edad perecieron en las últimas seis semanas mientras estaban atrapados bajo condiciones desgarradoras en un orfanato de la capital de Sudán, en medio de combates en el exterior.
La mayoría murieron por falta de alimentos y por fiebre. Veintiséis fallecieron en dos días el fin de semana.
La magnitud del sufrimiento de los niños salió a la luz a partir de entrevistas con más de una docena de doctores, voluntarios, funcionarios de salud y trabajadores del orfanato Al Mayqoma. The Associated Press también revisó docenas de documentos, imágenes y videos en los que podían verse las condiciones deterioradas en las instalaciones.
En videos tomados por trabajadores del orfanato pueden verse cadáveres de niños envueltos ajustadamente con sábanas blancas a la espera de ser enterrados. En otras tomas, dos docenas de niños pequeños que sólo traen pañales yacen sentados en el piso de una habitación, muchos de ellos llorando, mientras una mujer lleva dos jarras de metal llenas de agua. Otra mujer está sentada en el piso de espaldas a la cámara, meciéndose y aparentemente arrullando a un niño.
“Es una situación catastrófica”, dijo Afkar Omar Mustafá, un voluntario del orfanato, en una entrevista telefónica. “Esto era algo que preveíamos desde el primer día (de los combates)”.
Entre los muertos había bebés de incluso tres meses, según los certificados de defunción y cuatro funcionarios del orfanato y trabajadores de organismos de caridad que ahora están ayudando en las instalaciones.
El fin de semana fue especialmente letal: 14 niños fallecieron el viernes y 12 el sábado.
Esto generó alarma e indignación en redes sociales, y un organismo humanitario local logró llevar alimentos, medicinas y fórmula para bebé al orfanato el domingo, con ayuda del UNICEF y del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Trabajadores del orfanato advirtieron que más niños podrían morir, y solicitaron su evacuación rápida de Jartum, devastada por la guerra.
La batalla por el control de Sudán se desató el 15 de abril. En ella se enfrentan las fuerzas armadas sudanesas, encabezadas por el general Abdel Fattah Burhan, contra las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido, al mando del general Mohamed Hamdan Dagalo.
Los combates han convertido a Jartum y otras áreas urbanas en campos de batalla. Muchas casas e infraestructura civil han sido saqueadas o resultaron dañadas por proyectiles y balas perdidas.
La lucha ha tenido un alto costo para los civiles, en especial los niños. Más de 860 civiles, incluidos cuando menos 190 niños, perdieron la vida y miles más resultaron heridos desde el 15 de abril, según el Sindicato de Médicos de Sudán, que lleva un conteo de las muertes de civiles. Probablemente la cifra es mucho más elevada.
Más de 1,65 millones de personas han huido a zonas más seguras dentro de Sudán o han pasado a países vecinos. Otras siguen atrapadas dentro de sus viviendas, incapaces de escapar mientras disminuyen los suministros de alimentos y agua. Los enfrentamientos también han afectado las labores de grupos de ayuda humanitaria.
Más de 13,6 millones de niños requieren asistencia humanitaria urgente en Sudán, un incremento con respecto a casi nueve millones antes de la guerra, según el UNICEF.
Hasta el lunes, había al menos 341 niños en el orfanato, incluidos 165 bebés de entre uno y seis meses, y 48 cuya edad oscilaba entre siete y 12 meses, según datos obtenidos por la AP. Los 128 menores restantes tenían entre 1 y 13 años.
Entre los que estaban en el orfanato había dos docenas de niños que habían sido enviados de vuelta desde hospitales de Jartum tras desatarse los combates. Los hospitales, donde los pequeños recibían tratamiento avanzado, tuvieron que cerrar sus puertas debido a falta de energía eléctrica o proyectiles que caían cerca, dijo Heba Abdalla, que ingresó al orfanato cuando era niña y ahora es enfermera allí.
Portavoces de las fuerzas armadas, de las Fuerzas de Apoyo Rápido, del Ministerio de Salud y del Ministerio de Desarrollo Social, que supervisa el funcionamiento del orfanato, no respondieron a las solicitudes de comentarios.
La situación fue especialmente angustiosa durante las primeras tres semanas del conflicto, en las que los combates eran más intensos. En un momento dado durante este tiempo, los niños fueron trasladados al primer piso, lejos de las ventanas, con el fin de evitar que fueran alcanzados por disparos indiscriminados o metralla, dijo otra enfermera conocida como Hermana Teresa.
“Parecía una prisión… todos nosotros éramos como prisioneros incapaces siquiera de asomarnos a la ventana. Todos estábamos atrapados”, señaló.
Durante este periodo, los alimentos, las medicinas, la fórmula para bebé y otros artículos disminuyeron porque los cuidadores no podían salir y buscar ayuda, indicó Abdalla.
“En muchos días, no podíamos hallar nada para alimentarlos”, agregó. “Ellos (los niños) lloraban todo el tiempo porque tenían hambre”.
A medida que la instalación se tornó inaccesible, el número de enfermeras, nanas y otros cuidadores disminuyó. Muchos de los encargados eran refugiados de Etiopía, Eritrea o Sudán del Sur que huyeron de los enfrentamientos al igual que cientos de miles más, dijo Abdalla.
“Acabamos teniendo una nana o dos para atender a 20 niños o más, incluidos niños discapacitados”, señaló Mustafá, el voluntario.
Los niños empezaron a morir. En un principio había entre tres y seis fallecimientos por semana, y luego la cifra se incrementó rápidamente, señalaron las enfermeros. Las mayores cantidades se registraron el viernes y el sábado pasados.
La AP tuvo acceso a 11 certificados de defunción en el orfanato, de los cuales ocho estaban fechados el domingo y tres el sábado. Todos los certificados indicaban que la causa de muerte era colapso cardiovascular, pero también mencionaban otros factores que contribuyeron, como fiebre, deshidratación, desnutrición y retraso del crecimiento.
Incluso antes de que se desataran los combates, el orfanato carecía de infraestructura y equipo adecuados, agregó Mustafá. Entre 20 y 25 niños estaban hacinados en cada habitación, muchos de ellos durmiendo en el suelo. Los bebés compartían cunas de metal de color rosa con otros bebés.
El orfanato fue establecido en 1961. Aunque recibe fondos del gobierno, depende fuertemente de donativos y asistencia de organismos de caridad locales e internacionales.
En otras ocasiones el orfanato ya había aparecido en los encabezados noticiosos, la más reciente de ellas en febrero de 2022, cuando se reportó la muerte de al menos 54 niños en menos de tres meses. En esa época, activistas solicitaron ayuda en internet, y las fuerzas armadas enviaron alimentos y otro apoyo.
Las instalaciones operadas por el gobierno se encuentran en un edificio de tres pisos con un patio de recreo en el área de Daym, en el centro de Jartum. En esa área se han registrado algunos de los combates más intensos, con proyectiles y balas perdidas que han alcanzado viviendas cercanas y otra infraestructura civil, según trabajadores y un fotógrafo independiente que trabaja con la AP y que vive cerca del orfanato.
La noticia de los fallecimientos desató indignación entre la opinión pública. Activistas exhortaron a ayudar a los niños.
Nazim Sirag, un activista que dirige el organismo local de caridad Hadhrin, ha encabezado las iniciativas para proporcionar voluntarios y suministros al orfanato.
A partir del domingo, alimentos, medicinas y fórmula para bebé llegaron a las instalaciones, señaló. El organismo de ayuda humanitaria también reparó el equipo, las líneas de electricidad y un generador de respaldo.
Sirag dijo que la situación sigue siendo difícil, y los trabajadores del orfanato pidieron que los niños sean sacados de Jartum. Si no es así, advirtió Abdalla, “no se sabe qué pasará mañana”.
AP