BARCELONA.
Tiene territorio, población, bandera, escudo de armas, presidente “en el exilio” y hasta gentilicio. Se llama Tabarnia, y sus habitantes “tabarneses”, según la Real Academia de la Lengua Española.
Es una región de más de seis millones de personas, formada por las provincias costeras de mayor peso económico y político de Cataluña: Tarragona y Barcelona, de ahí el nombre.
Tabarnia también quiere independizarse… pero de Cataluña.
Suena a broma y –de momento– lo es. Una fantasía llevada al absurdo que pretende plantar cara al secesionismo catalán y decirle que no todos en esta región quieren separarse de España.
Tabarnia es también, según sus promotores, una advertencia: una declaración unilateral de independencia que podría provocar una espiral de separaciones.
SECESIONISMO MATRIOSKA
Es lo que el analista político español Jorge Galindo llama “secesionismo matrioska”: si el independentismo catalán argumenta que una parte de la sociedad quiere irse de España, con ese mismo razonamiento un subgrupo dentro de Cataluña, como los “tabarneses”, podría decidir quedarse.
De eso se trata Tabarnia, de imaginar qué pasaría si Barcelona y Tarragona (las provincias donde supuestamente el secesionismo tiene menos peso electoral) se separaran de Cataluña.
Bajo esta premisa, un grupo de ciudadanos antiindependentistas fundó en enero Plataforma por Tabarnia, un proyecto de una nueva e hipotética comunidad autónoma española que los “aísle de la amenaza secesionista”.
Tabarnia es la respuesta natural y con humor contra el independentismo (…) somos millones los catalanes que no queremos dejar de ser españoles”, defendidió Jaume Vives, vocero de la plataforma.
TIENEN ARGUMENTOS
¿Broma, provocación, proyecto político o un poco de todo? Para muchos, Tabarnia es una idea descabellada que sólo está en la imaginación de sus impulsores, pero no para el escritor Joan López Alegre, uno de los fundadores del proyecto. “¿Por qué va ser una broma partir Cataluña en dos y en cambio partir España en dos no lo es?”, se pregunta retóricamente.
Queremos poner ante el espejo el sinsentido del independentismo catalán”, añade López Alegre. Por eso, y con cierta ironía, Tabarnia utiliza los mismos argumentos y el mismo lenguaje para justificar su independencia que los secesionistas catalanes para exigir la suya de España. “Barcelona no es Cataluña” contra el ya conocido “Cataluña no es España”; “Tabarnia sólo quiere votar”, “los ciudadanos de Tabarnia tienen derecho a decidir su futuro”…
Otro lema estrella del movimiento es “Cataluña roba a Tabarnia”. Los “tabarneses” acusan que Barcelona no se beneficia de la riqueza que genera la ciudad, al igual que los independentistas catalanes se quejan de que esta región contribuye más al Estado español de lo que recupera. López Alegre plantea un ejemplo que apoya esta afirmación: “Barcelona genera 88% de los ingresos vía impuestos del gobierno catalán, pero recibe 63 por ciento”.
NUEVA COMUNIDAD
A pesar de que Tabarnia es una forma desenfadada de oponerse al independentismo, hay juristas que analizan con seriedad que el proyecto de región ficticia sí podría convertirse en una comunidad autónoma en España.
El abogado y presidente de la asociación Llibertat, Pere Lluís Huguet, asegura que en caso de que se produjera una nueva declaración de independencia en Cataluña, “por los mismos argumentos, una parte de la población catalana podría pedir mantenerse en España”.
De hecho, integrantes del movimiento recurren a un ejemplo: Madrid es hoy una comunidad autónoma y “uno de los motores de España”, pero hace muchos años formaba parte de Castilla.
Esta iniciativa se hizo viral en las redes sociales pocos días después de las elecciones catalanas del 21 de diciembre, cuando los partidos independentistas consiguieron retener su estrecha mayoría parlamentaria. Unos comicios que marcaron aún más la gran división social que existe en Cataluña entre independentistas y no independentistas.
En este contexto nace este movimiento, que pretende convertirse, según comenta Jaume Vives, “en la pesadilla del secesionismo tal como se ha convertido en la nuestra”.
HUMOR DESDE “EL EXILIO”
Si los soberanistas catalanes tienen a Carles Puigdemont (instalado en Bruselas desde hace más de tres meses, huído de la justicia española), los “tabarneses” tienen a su propio presidente “en el exilio”. Se llama Albert Boadella y es un reconocido cómico y actor de teatro que ha puesto el toque de humor a este iniciativa.
Soy un payaso, pero a su lado soy un modesto aprendiz”, dijo en referencia a los políticos independentistas. A Boadella le toca “gobernar” desde Madrid, donde vive desde 2006 debido a que, según explicó, “donde nací, Barcelona, se llenó de trincheras que rompieron todo: amistades, familias y negocios”.
De momento, Tabarnia es una parodia, pero ha conseguido arrancar alguna que otra sonrisa en medio de un panorama crispado.
El humor es el antídoto contra el fundamentalismo”, dijo el dramaturgo Boadella. Tabarnia es un chiste, sí, pero “un chiste serio”, según sus promotores.
Además de bandera, presidente y gentilicio… este territorio imaginario tiene su lema inscrito en su escudo de armas: Acta est fabula, la expresión latina que significa “la función ha terminado”. Esa es la frase que en la antigua Roma se pronunciaba al final de una obra teatral. Y hoy, en Tabarnia la utilizan para decirle al independentismo catalán que “su farsa terminó”.
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