La transición agroecológica en México está en marcha, involucra a productores de toda escala y regiones, y ocurre en los diversos sistemas productivos del país, incluso en algunos donde no son suficientemente visibles los procesos respetuosos del medio ambiente, como son la producción de caña de azúcar, el ganado lechero y el ganado bovino, afirmó el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Suárez Carrera.
Al encabezar la conferencia 38 del ciclo Autosuficiencia Alimentaria e Innovación Tecnológica con Prácticas Sustentables, afirmó que en la medida que se replique lo que hacen productores agrícolas y pecuarios comprometidos con prácticas agroecológicas se avanzará en la transición agroecológica, “que es una aspiración de muchos de nosotros y de muchos años. Es un anhelo de altos vuelos, pues aspiramos a una producción agropecuaria cuidadosa y respetuosa del medio ambiente y alimentos saludables”.
Señaló que la coyuntura que vivimos en el mundo, de carestía de fertilizantes químicos y de alimentos, nos lleva a tomar conciencia de la dependencia que tenemos para producir y para adquirir alimentos.
“Esta dependencia se fomentó durante décadas, en el marco de la revolución verde y de las políticas neoliberales, y ahora productores del campo sienten incertidumbre al observar que los fertilizantes químicos se han duplicado de precio o incluso triplicado respecto del año anterior”.
Entonces, dijo, la crisis nos obliga a buscar alternativa y esa está en la transición agroecológica, en la elaboración y uso de bioinsumos. “Ello nos conducirá a la autosuficiencia alimentaria que deseamos, nos dará soberanía alimentaria”, agregó.
Los bioinsumos, dijo, son productos que se obtienen a partir del procesamiento de materia vegetal y del aislamiento y multiplicación de microorganismos.
Se utilizan con fines de fertilización y nutrición y con ellos obtenemos múltiples beneficios: mejoran y reestablecen la salud de los suelos, favorecen la absorción de nutrientes en las plantas y el suelo, ayudan a regular las poblaciones de plagas y enfermedades, estimulan la resistencia y la productividad de las plantas y permiten reducir o eliminar el uso de agroquímicos, indicó.
Sus beneficios son, por tanto, de orden ambiental, pues reducen la emisión de CO2 y fijan de carbono en el suelo; de tipo social y económico, ya que se pueden elaborar de manera local con recursos disponibles y de bajo costo y mejoran los rendimientos, y en salud, al permitir producir alimentos sanos y nutritivos, libres de agroquímicos, comentó.
En la conferencia, dos representantes de Agroindustrias Kankab, de Campeche, Magdalena Silva Ramírez y Virginia Cahuich Domínguez, hablaron de esta empresa, que cuenta con 305 hectáreas, de las que 25 están en procesos orgánicos y el resto en manejo integral.
La empresa utiliza la cachaza -desecho de los campos cañeros- proveniente del ingenio La Joya como materia prima en composta que elabora y que tiene un uso de biofertilizante.
Junto con la cachaza, señalaron, utilizan follaje de moringa y plátano, que sirven para la composta. Todo el material vegetal es degradado por lombrices.
Precisaron que esto brinda beneficios económicos, pues sirve como biofertilizante y sustituye fertilizantes químicos, no recomendables por su alto costo y por presuntos daños que genera al suelo.
Por la organización Cañeros por México, Nelson Garruña, habló de la sociedad de producción rural Gramínea de la Cuenca, la cual produce el biofertilizante Biogram, que abastece al ingenio San Cristóbal, en Veracruz.
Este producto, comentó, es cien por ciento orgánico y sirve como mejorador de suelo, está hecho a base de cachaza y desechos de la caña de azúcar, con aireación mecánica y enriquecida con microorganismos benéficos que aportan oxígeno, nitrógeno, fosforo, potasio, calcio, magnesio, sodio, zinc, boro y azufre.
Su función es ayudar en el control de plagas y enfermedades, recuperar, mejorar y mantener en condiciones óptimas las propiedades físicas, químicas y microbiológicas del suelo. El producto se utiliza en los campos cañeros que abastecen al ingenio San Cristóbal, en Veracruz, refirió.
El técnico de la Estrategia de Acompañamiento Técnico (EAT) en Leche del programa Producción para el Bienestar, José Leobardo Cadena Vera, compartió la experiencia de elaboración y uso de bioinsumos en el Valle de Tulancingo, Hidalgo, considerado una cuenca lechera por la producción de forrajes.
Señaló que, en la Cuenca la EAT tiene experiencias exitosas probadas en términos de rendimiento con el uso de bioinsumos, tales como el lixiviado de estiércol de vaca, fertilizantes foliares mineralizados y consorcios microbianos.
Precisó que en maíz y maíz forrajero en 2021 se logró duplicar los rendimientos por hectárea gracias al uso de estos bioinsumos.
También, Leobardo Cadena expuso la experiencia de un pequeño productor de la Cuenca, Doroteo Galdino, en la elaboración de biogás y de biol derivado del estiércol de vaca. Este tipo de experiencias suman más de cien en la zona y permiten a los productores obtener gas para uso doméstico y biol (biofertilizante) para sus cultivos.
La experiencia agroecológica en materia de ganado bovino estuvo a cargo de un miembro de la Asociación Ganadera de El Limón, Luis Alejandro Michel.
En 2020, esa asociación fue reconocida con el Premio al Mérito Forestal en la categoría Manejo de Agua y Ecosistemas Sanos.
El técnico Michel Fuentes describió las prácticas sustentables en el rancho Las Piletas, en trópico seco, donde cuenta con 100 hectáreas de conservación y 50 de pastoreo. Se permite descanso de potreros y con ello se protege y regeneran los árboles, y se realiza un uso cuidadoso del agua, con captación de lluvia que sirve para dar de beber a los alimentos.
Señaló que “los ganaderos no viven de las vacas, sino del suelo”.
El director de Bio-Fom, Jaime López Cuadras, habló de experiencias exitosas a lo largo de la costa occidental del país, con el uso de productos de nutrición vegetal funcional;.
Particularmente mencionó los casos de limón persa y trigo. En trigo, en Baja California, en el ciclo 2019-20 los rendimientos con manejo convencional, con agroquímicos fueron de 5.3 toneladas por hectárea, en comparación con 6.8 con el producto de nutrición vegetal, el cual implica 17 elementos minerales que participan directamente en el correcto desarrollo de las plantas.
El titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca de Veracruz, Evaristo Ovando Ramírez, destacó el trabajo colaborativo entre el gobierno federal y estatal para impulsar la transición agroecológica.
En ese estado, indicó, cuentan con 500 técnicos enfocados a impulsar la producción con técnicas respetuosas del medio ambiente.