En el siglo pasado, un icono de la dictadura priista, Carlos Hank González acuño una frase lapidaria para la clase política: “Un político pobre, es un pobre político”. Esto puede aplicar a la “liga de la patada”, o sea el futbol mexicano. El periódico Esto publicó un gráfico en donde se muestra las diferencias salariales entre uno y otro equipo; no obstante, el derroche en sueldos no garantiza los títulos; el mejor ejemplo, Tigres, cuya nomina es exorbitante, a comparación del Atlas. Del Puebla mejor no hablamos.