Además de argumentar el registro de presuntos “niños fantasma” para cancelar el Programa Estancias Infantiles para Madres Trabajadoras –de los que no aparece algún padrón–, el Gobierno federal usó revisiones del DIF para descalificar a las guarderías, pese a que los criterios de evaluación incluían requisitos tan leve, como que las cuidadoras no llevaran las uñas pintadas.
El periódico Reforma obtuvo, vía Transparencia, los resultados detallados de las 42 mil 600 visitas que el DIF hizo a las guarderías del país en el 2018.
En ellas se evalúan criterios que van desde los menos graves, como evitar que las cuidadoras tengan las uñas pintadas, ambientar las siestas con música y registrar cada día peculiaridades de los niños, hasta otros más de fondo, como vigilar que los niños respiren con normalidad, revisar que no haya animales o fauna nociva y desinfectar alimentos.
Por ejemplo, en Nuevo León se revisaron 179 estancias que recibían recursos de Sedesol, a las que se les realizaron 651 evaluaciones.
El resultado de estas evaluaciones fue que 483 de ellas se marcaron en rojo, 162 en amarillo y 133 en verde.
El color verde implica que todo está bien, el amarillo que hay de 1 a 10 observaciones y el rojo que hay 11 o más observaciones, o que la estancia se negó a ser verificada.
Sin embargo, esto sólo es una acumulación de observaciones de mayor o menor grado, pero no implica el cierre total de la estancia.
Aún así, el presidente Andrés Manuel López Obrador y la Secretaría del Bienestar usaron esas evaluaciones para justificar la desaparición del programa.
“Yo les comentaba que en un informe que dio a conocer el DIF en la pasada Administración, en el informe del DIF, de 10 estancias infantiles siete (estaban) irregulares”, dijo López Obrador, en su conferencia mañanera del 27 de febrero.
“Lo recuerdo porque pone colores: rojo, amarillo, verde. De las 10”, agregó, “3 con verde, 4 con amarillo y 3 con rojo. ¿Esto qué significa? Pues que no cumplían con la normatividad”.
Pero una evaluación en rojo no indica que las estancias fueran irregulares, sólo que no cumplían con ciertos criterios, según el protocolo de supervisión del DIF Nacional.
Por ejemplo, la estancia “Cristy”, en Monterrey, obtuvo un rojo y un amarillo. Esto porque se pidió que la encargada debería estar durante la inspección, añadir verduras en el desayuno y actualizar el contador de niños que está en la entrada del centro de cuidado.
Tras el cambio en el programa federal, las minuciosas evaluaciones del DIF ya no se realizan, porque las guarderías dejaron de depender de la Secretaría del Bienestar.
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