Una vacuna experimental contra el nuevo coronavirus, desarrollada por el gigante farmacéutico Pfizer y la firma alemana BioNTech, desencadenó respuestas inmunes al Covid-19 más fuertes en los voluntarios con los que probó su proyecto que lo que se observó en personas que se recuperaban de la infección de manera natural.

Aunque aún faltan más pruebas que garanticen la seguridad y efectividad de la vacuna, se trata de una señal esperanzadora en el largo camino para crear la vacuna ideal.

El trabajo aún no ha sido revisado por pares (un requisito indispensable para avalar los resultados) y todavía no está claro qué nivel de respuesta inmune protegerá a una persona de contraer coronavirus; sin embargo, científicos externos elogiaron a la compañía por publicar los datos de sus 45 pacientes probados y dijeron que los resultados respaldan pasar a un ensayo clínico más grande y definitorio.

“Es el primer dato positivo que he visto salir de la Operación Warp Speed (el programa del gobierno de Estados Unidos encaminado a desarrollar una vacuna)”, dijo Peter Jay Hotez, decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical del Baylor College of Medicine. “Estoy muy feliz de que Pfizer haya tomado la iniciativa de publicarlo, mientras que los demás no lo han hecho. Creo que necesitamos ver más de esto”, agregó.

Hotez dijo que los datos clave que compartió Pfizer tienen que ver con un aumento en el nivel de anticuerpos, capaces de neutralizar el virus después de que se administró la segunda dosis de la vacuna. Esos anticuerpos aumentaron a niveles mayores que los observados en el plasma sanguíneo de pacientes que se han recuperado de Covid-19 sin la aplicación del inmunizador.