La funeraria Valle de los Ángeles no garantiza la seguridad de los dolientes.
Una solitaria ladrona aprovecha el momento de dolor y pena de los familiares para meterse a robar, a sabiendas de la nula seguridad.
Recorre las capillas con parsimonia para delinquir y arrebatar a los deudos sus pertenencias.
Al percatarse del robo, los dolientes acuden con los encargados de la funeraria para tomar cartas en el asunto; sin embargo, su voz no encuentra eco. Los robos van en aumento.