El sistema nacional electoral funciona, pese al enfado de cierto partido político, cuyo líder moral anhela tener el control de dicho instituto. Lo quiere purificar, no le agrada el actuar de los consejeros, quienes ven con buenos ojos la iniciativa de una reforma política; sin embargo, no se quedarán callados y pondrán sobre la mesa una serie de reflexiones sobre la propuesta en cuestión. Si no hay reforma se puede ir con las reglas que hoy se tienen a las elecciones de 2024, sin mayores complicaciones.