En 25 años, una cuarta parte de la población mexicana tendrá más de 60 años. Garantizar el bienestar en la vejez requiere estrategias que planifiquen un cuidado integral desde edades tempranas.
El Observatorio de Salarios de la Ibero Puebla considera que analizar la forma en que las sociedades envejecen es central para garantizar niveles de vida dignos para la sociedad. En el Informe 2022: Envejecimiento y niveles de vida se enfatizan una serie de problemáticas para un país que, en los próximos 30 años, tendrá un incremento considerable en su población adulta mayor.
La investigación, encabezada por Miguel Calderón Chelius, pone especial atención en el proceso de transformación demográfica que supone que la edad promedio aumente, fenómeno que detonará cambios centrales en la dinámica social. Asimismo, se propone un estudio activo del envejecimiento, perspectiva basada en el reconocimiento de los derechos humanos de las personas mayores, su autonomía e independencia.
Por ello, Nadia Castillo Romero, directora del Departamento de Ciencias Sociales, hizo un llamado a los actores públicos a tomar la investigación como insumo para el desarrollo de políticas públicas para el bienestar de adultos mayores y de la población en su conjunto.
Vejez precaria y vulnerable
De acuerdo con el registro histórico del INEGI, en 1980 las personas mayores de 60 años representaban el 5.4% del total de la población; en 2020, ya eran el 12%. Se estima que en 2050 casi la cuarta parte la población mexicana (21.5%) será adulta mayor. “El envejecimiento poblacional es una novedad. La esperanza de vida era muy baja”.
Puebla registra números similares a la media nacional: 12 de cada 100 personas son adultas mayores, y en 2050 el cociente llegaría al 21.0%. En la entidad, más de un tercio de este grupo poblacional trabaja, y poco más de la mitad se autodescribe como indígena.
Mientras que a nivel nacional una de cada diez personas está pensionada, en Puebla apenas se alcanza el 4.2%. Esto explica los altos índices de personas mayores con empleo. Sin embargo, los indicadores de falta de ingresos son mucho más drásticos: a nivel nacional, el 57% no trabaja, mientras que en Puebla el porcentaje es de 61%. Además, el 15.6% (nacional) y el 18.6% (Puebla) de los trabajadores lo hacen sin goce de sueldo.
Hay más adultos mayores en condición de pobreza en el estado (66.3%) que en la media nacional (54.6%). A ello contribuyen los altos índices de analfabetismo (36,7%) y escolaridad mínima: la mitad de la población de la tercera edad solo cuenta con primaria terminada.
Con respecto al acceso a servicios de salud, el Observatorio de Salarios encontró que tres de cada cuatro adultos mayores tienen acceso a seguridad social. Sin la presencia y correcto funcionamiento de instancias como el INSABI, las cifras se desplomarían hasta el 34% a nivel nacional y 18% en Puebla. Calderón Chelius enfatizó la necesidad de contar con cruzadas de salud integral que garanticen una vida digna.
La salud psicoafectiva también se ve deteriorada. Más de la mitad de las personas mayores se autopercibe como una carga para su familia. Nueve de cada diez tienen problemas para el uso de tecnología, y ocho de cada diez perciben que las personas se desesperan con ellos.
Además, las mujeres de la tercera edad viven solas en el doble de los casos que los varones: 33.4% y 13.8%, respectivamente. Ellas también son más propensas a vivir maltrato, abandono o despojo de bienes. Para ambos sexos, las violencias están presentes en una de cada diez personas, siendo la edad la principal causa de discriminación.
Miguel Calderón aseguró que los hábitos personales se forman en entornos determinados, por lo que la vejez se convierte en una problemática social que debe ser atendida desde ejes de escolaridad, salud integral, empleo y seguridad. “No nos olvidemos: todos vamos a pasar por ahí [la vejez]”, advirtió.
Desde el Observatorio se recomendó garantizar un ingreso mínimo para las personas adultas mayores; ampliar las áreas de geriatría y cuidados especializados; mejorar la alimentación de la población en general; fortalecer la autonomía, e impulsar condiciones de movilidad urbana.
Emanado de la Licenciatura en Economía, el Observatorio de Salarios nació con la intención de que el alumnado conociera los alcances y limitaciones de los ingresos de una persona y cómo esto determina las dinámicas familiares, siempre con un enfoque de derechos humanos. Así lo rememoró la coordinadora del programa académico en cuestión, Mar Estrada Jiménez.
Desde entonces, se han realizado estudios vinculados con salario mínimo, canasta básica, mercados laborales y grupos vulnerables. Este último rubro dio pie a informes breves sobre desigualdad de género, juventudes y, en este caso, población adulta mayor.