Entre el fervor, la pasión, el color, el luto y lo pagano, miles de personas viven la Semana Santa y en especial el viacrucis en barrios y ciudades del país, donde se han convertido en manifestaciones culturales e históricas de los mexicanos.
Después de la representación de la Pasión y Muerte de Cristo que se realiza en a alcaldía de Iztapalapa de la Ciudad de México, la segunda más importante es la que se lleva a cabo en la localidad de San Martín de las Flores, del municipio de Tlaquepaque, llamada La Judea en Vivo.
Este año se espera en el evento con más de 200 años de vida, que cuenta con más de 20 escenas y la participación de cerca de 100 actores, la asistencia de más de 150 mil personas.
En la ciudad colonial de Taxco de Alarcón, Guerrero, desde el año 1600 se celebra la Semana Santa, durante la cual miles de feligreses locales y turistas nacionales y extranjeros invaden las calles empedradas para vivir las procesiones a la par de quienes con veneración la protagonizan.
El presidente de la Hermandad de Encruzados, Lauro Miguel Castillo Delgado, relató a Notimex que desde hace más de 400 años se empezaron a hacer públicaS las expresiones de fe en las calles de Taxco, por convocatoria del fraile Sebastián de la Madre de Dios, y a pesar de que se interrumpió en la Guerra Cristera se retomó cuanto ésta terminó.
Comentó que, las procesiones que realizan las hermandades de los Encruzados, Ánimas y Flagelados durante la celebración de la Semana Santa atraen las expresiones de fe del turismo extranjero y nacional, donde las imágenes de las vírgenes, cristos y vestuarios llaman mucho la atención.
La ciudad capital de San Luis Potosí es sede de la Procesión del Silencio que se realiza el Viernes Santo por hombres encapuchados que desfilan para expresar su dolor por la muerte de Jesucristo.
Por 28 cofradías pertenecientes a distintas organizaciones se realiza el recorrido en completo silencio, acción religiosa que se ha convertido en toda una tradición, y representa uno de los viacrucis de México más impresionantes.
En Querétaro, el viacrucis de La Cañada constituye una gran tradición, sobre todo en el municipio de El Marqués, donde data de 1865 a iniciativa del fraile Pablo del Monte.
Sin embargo, acontecimientos históricos como la Revolución Mexicana y la Guerra Cristera provocaron la interrupción de la escenificación en esta localidad de la zona metropolitana de Querétaro, donde años después un grupo de voluntarios retomó la tradición de representar la Vida, Pasión y Muerte de Jesucristo, basándose en el libreto original de 1865.
Actualmente, con 57 años de tradición, el viacrucis de La Cañada es uno de los más visitados de México. En la representación participan más de 90 actores, quienes, por ejemplo, el Viernes Santo actuarán por cinco horas consecutivas.
Asimismo, en la capital poblana se realiza la Procesión de Viernes Santo, donde participan imágenes del siglo XVI, XVII y XVIII.
La celebración se inicia cuando las imágenes son adornadas en sus templos y a partir de las 11:20 horas éstas empiezan a llegar al atrio de la Catedral de esta ciudad para ir en procesión, entre ellas la de Jesús Nazareno, del Templo de San José, la cual es llevada por la Cofradía de los Nazarenos.
Las imágenes del Señor de las Maravillas del Templo de Santa Mónica y que también es porteada por la Cofradía de los Nazarenos; la del Señor de las Tres Caídas del Tempo de Analco; la de la Virgen de los Dolores del Templo del Carmen y la de la Virgen de la Soledad., y la del Niño Doctor de Tepeaca.
En Villahermosa, Tabasco, el viacrucis de la colonia Tamulté de las Barrancas cumple en esta Semana Santa 50 años de representación ininterrumpida frente al templo localizado en ese lugar.
Además del viacrucis de Tamulté, de manera simultánea se desarrollan otros en distintas colonias de Villahermosa como Gaviotas, Tierra Colorada, Miguel Hidalgo, Casa Blanca y en la Catedral de Tabasco.
En Monterrey, Nuevo León, las escenificaciones más representativas son las organizadas en la Parroquia Santa María Goretti y en la Basílica de Guadalupe, de las colonias Industrial e Independencia, al noroeste y sur de la ciudad.
En la colonia Industrial, el viacrucis es realizado por feligreses provenientes de colonias aledañas como Garza Nieto, Bella Vista y Obrerista, donde a lo largo de décadas ha sido tradición durante la Semana Santa.
En Michoacán son múltiples los viacrucis que se representan durante el Jueves y Viernes Santos, sin embargo los de mayor tradición tienen lugar en los municipios de Charo, Tarímbaro y Morelia.
En tanto, para la ciudad de Zacatecas, los viacrucis de las parroquias de Jesús y La Sagrada Familia son los más representativos de la entidad, pues muestran la cultura y tradición del pueblo zacatecano, heredadas de generación en generación, sobreviviendo al paso del tiempo y al cambio de las costumbres.
Desde hace 100 años en la Parroquia de Jesús se representa el viacrucis viviente, ubicándolo como uno de los más antiguos del estado, señaló el presbítero y vocero de la Diócesis de Zacatecas, Manuel Chacón.
Sin lugar a dudas, afirmó, ahí se vive una de las tradiciones más añejas de Zacatecas, por la devoción que desde hace más de un siglo la feligresía tiene a su santo patrono, a quien cariñosamente llaman “nuestro padre Jesús”, de ahí que congregue a fieles de toda la ciudad.
La Parroquia de Jesús se ubica en la colonia Díaz Ordaz, cerca del centro histórico capitalino, y es uno de los principales puntos de encuentro durante las actividades religiosas del Jueves y Viernes Santos, debido a la antigüedad y valor de su imagen religiosa, por eso su Viacrucis es uno de los más importantes.
Otro de los viacrucis destacados de la zona metropolitana es el de la Parroquia de La Sagrada Familia, pues aunque su antigüedad data de sólo tres décadas, su escenificación es una de las más grandes y complejas, al contar con la participación de alrededor de 150 actores.
La devoción de los creyentes permite que el Viernes Santo se dé vida a los pasajes más importantes de las últimas horas de Jesús, a través de magistrales actuaciones, vestuarios coloridos, música representativa y fervor religioso, que también congrega al mayor número de espectadores en el estado.
De igual forma, la escenificación de la Pasión y Muerte de Jesucristo, realizada en el Cristo de Las Noas, en Torreón, Coahuila, se ha convertido en uno de los de mayor atracción y tradición, con más de 35 años de historia.
La representación del viacrucis se inicia en las faldas del Cerro de las Noas y culmina en la parte superior del mismo, con un recorrido hasta llegar a la escultura del Cristo de Brazos Abiertos, que mide 22 metros.
En Tijuana, Baja California, durante aproximadamente 50 años consecutivos se ha realizado la representación del viacrucis, actividad que fomenta la cultura y el acontecimiento histórico de hace varios siglos.
El vicario de la Arquidiócesis de Tijuana, Israel Ángeles Gil, señaló que esta ciudad es una apertura al diverso mosaico de culturas, y que el viacrucis es especial en esta frontera porque es habitada por migrantes nacionales e internacionales.
“Esta tradición se remota a los grupos juveniles de la Acción Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) de los años 70; tenemos registro de al menos un viacrucis organizado en 1968”, mencionó.
Recordó que en esa época el viacrucis fue organizado por el joven sacerdote Nicolás Cruz, y que en ese entonces el “Camino de la Cruz” concluyó en la parroquia del Espíritu Santo en la colonia Chapultepec.
Por otro lado, desde hace al menos 27 años se realiza en las inmediaciones del Cerro de la Campana el viacrucis cada Viernes Santo, organizado por el Centro de Catecismo Santa Lucía, en Hermosillo, Sonora.
En Yucatán el evento más antiguo y representativo se realiza en el municipio de Acanceh, en donde cada año se realiza un viacrusis viviente, en el que participan desde hace unos 38 años cientos de habitantes de esta localidad.
Esta representación de la Pasión de Cristo es organizada con apoyo del ayuntamiento y del grupo parroquial Renacimiento.
Este año, el joven Andrés Medina hará el papel del Cristo de Acanceh, donde hace poco menos de un mes se develó una placa conmemorativa por los 38 años de las representaciones del viacrucis viviente sin interrupciones y por ser la más significativa y antigua en Yucatán.
En Cancún, Quintana Roo, todo está listo para que se lleve a cabo la X edición del viacrucis viviente en la zona hotelera de Cancún, que tendrá un elenco de 250 personas y al que se espera asistan a presenciarlo unos siete mil turistas en el mirador de playa Delfines.
Este viacrucis fue idea de un misionero dedicado a evangelizar en la cárcel de Cancún, a quien se le ocurrió hacerlo también en la playa.
Según explicó, en los dos primeros años el grupo iba a la cárcel por la mañana y «corría a la playa a hacer la obra», que era más compacta y pequeña, no eran 250 personas ni se tenían todos los escenarios con que hoy se cuenta.
Por otra parte, también como parte de una celebración milenaria, la comunidad rarámuri realiza rituales alusivos a la Semana Santa que los vuelven representativos en Chihuahua al llegar estas fechas, en las que en otros estados realizan el viacrucis.
Miembros de la Sierra Tarahumara de comunidades indígenas del estado realizan sus tradicionales celebraciones en alusión a la Semana Santa Rarámuri o “Norirwachi”. Este grupo étnico organiza una serie de fiestas en las que danzan para orar y mantener su espiritualidad, bailan en honor a sus muertos y para agradecer las bendiciones y evitar enfermedades.
Esta tradición rarámuri inicia el Domingo de Ramos con la bendición de las palmas, como una forma de agradecer los favores recibidos y otros por tradición dejada por sus antepasados.
Asimismo, la Semana Santa Yoreme es uno de los acontecimientos más importantes, con mayor tradición y lleno de colorido del grupo indígena mayo-yoreme, asentadado en el norte de Sinaloa y sur de Sonora.
En Sinaloa esta festividad se realiza en centros ceremoniales de comunidades como Mochicahui, San Miguel Zapotitlán, Tehueco, Charay, Bibajaqui, Capomos, Téroque, Sinaloa de Leyva, Sibirijoa, Jahuara II, Sibajahui, Chinobampo, Téroque y Juan José Ríos, entre otros.
Los indígenas van ataviados con ropa tradicional representando a los judíos y portan máscaras hechas a base de cuero, representando a diversos animales, que les dan un aspecto fantasmal.
Esta esa es una de las formas en que la etnia yoreme manifiesta su tradición cultural, en la que hablan su unas 40 mil personas que habitan principalmente en los estados mexicanos de Sinaloa y Sonora.
Fotos: Es Imagen / Ángel Flores
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