Opositores del plan del Presidente Emmanuel Macron de reformar el sistema de pensiones de Francia marcharon el jueves en París y otras ciudades del país, en una nueva ronda de protestas callejeras contra las propuestas.
Las manifestaciones han generado además 43 días de huelgas ferroviarias.
Al llamado de las centrales sindicales, los empleados de trenes, metro y autobuses, además de maestros y otros trabajadores salieron a las calles de la capital para demandar que el Gobierno abandone sus propuestas.
Los sindicatos de izquierda siguen insatisfechos pese a la decisión del Gobierno la semana pasada de suspender una pieza central del plan de reforma: elevar la edad de jubilación de 62 a 64.
Legislación que incorpora otras partes del plan será presentada la semana próxima en una reunión del Gabinete.
Después de eso, habrá un período de tres meses de discusiones con sindicatos sobre el financiamiento del nuevo sistema de pensiones, incluyendo medidas potenciales para elevar impuestos o la edad de jubilación.
Los opositores de la reforma temen que la misma obligará a la gente a trabajar más tiempo por menos dinero.
Macron afirma que el nuevo sistema, que busca unificar 42 regímenes estatales de pensiones, será más justo y sostenible.
Esta semana, el Presidente llamó a mantener «calma y claridad», y prometió una mejor explicación del significado de los cambios para los trabajadores franceses.
Las semanas de huelgas y protestas han limitado el transporte público y obstaculizado el funcionamiento de escuelas, hospitales, tribunales e incluso la ópera.
Aunque el número de huelguistas ha disminuido desde el comienzo de los paros el 5 de diciembre, los trenes del país y el metro de París seguían afectados el jueves.