Ciudad de México, 9 Jul (El Heraldo de México).- Tras estudiar inglés un par de meses en Nueva York, Yalitza Aparicio regresó a la CDMX para ver su futuro como actriz, analizar propuestas y realizar castings.
Sin embargo, aún no toma clases de actuación porque teme que le quiten la esencia que la llevó a protagonizar Roma.
La actriz nominada al Oscar recordó las grabaciones del filme y como tenían que parar constantemente por el ruido de los aviones que sobrevuelan la CDMX.
“He platicado con diferentes personas que me dicen que no tome cursos, otros me dicen que sí, que si los tomo trate de no perder la esencia, la capacidad de transmitir emociones. ”, comentó.
Tiene claro que de nada le servirá leer bien un guion o decirlo de memoria, si no logra transmitir con el rostro y los ojos, esa esencia por lo que la eligieron en su debut. Aún no decide si entrar o no a una escuela.
Por ahora sigue aprendiendo empíricamente, hablando con actores y la gente de producción.
Piensa que la experiencia que vivió con Roma, todas las personas que conoció y la ayudaron en el camino, fue como si hubiera tomado un curso intensivo. Detalló que aún mantiene contacto con el cineasta y sus compañeros de reparto.
Hasta ahora no ha realizado castings, pero no le importa si su próximo proyecto es un estelar o una pequeña participación.
Lo que busca es leer las líneas y que la lleven a una reflexión o que se identifique con él y al mismo tiempo conecte con los espectadores.
“Hay personas que me dicen que ya no puedo tomar algo que no sea protagónico, pero quiero hacerlo, porque necesito interpretar diferentes cosas para aprender.
Sé cómo es un protagónico y todo lo que debe hacer después de la película, ya lo viví. Quiero saber qué pasa con el resto del elenco”.
La actriz de 25 años lleva puesto un blazer y blusa negra, en una de las bolsas de la prenda mete su mano al caminar, luce tímida, pero en cuanto posa para la cámara proyecta seguridad y un peculiar estilo.
Su viaje a Estados Unidos fue para aprender inglés, aún no lo habla, pero menciona que ya comprende lo que dicen, lo que le permite crear un comentario más certero. Sabe que mientras más idiomas maneje, hay mayor oportunidad. “Lo veía con Nancy. La admiro porque yo sólo hablo español y no puedo, ella habla español, mixteco y todavía lo está intentando con el inglés”, explicó.
Es originaria de Tlaxiaco, un pueblo en Oaxaca. Su mamá es de descendencia triqui y su padre, mixteco. Tiene tres hermanos, dos hombres y una mujer. Desde su infancia apoyó a sus papás vendiendo juguetes y ropa para llevar dinero. Su casa está construida con láminas de metal, rocas y bloques de concreto.
Tras su paso por Roma, su cuenta bancaria no cambió, porque está consciente que un trabajo no llenará de ceros su chequera, pero sabe que tiene que trabajar duro para ver el fruto de su esfuerzo, “no de la noche a la mañana tendré una cuenta con la que pueda botar el dinero”.
Busca ayudar a su familia y comunidad. Lo hace de manera discreta, no le interesa que los reflectores estén en cada apoyo que dé. “Si haces algo es de corazón, porque deseas hacerlo y no porque buscas que las cámaras te persigan”, finalizó.