Singapur llevó a cabo la ejecución de Saridewi Djamani, una mujer de 45 años de edad, por el delito de traficar aproximadamente 30 gramos de heroína. Esta ejecución marca la primera vez que una mujer es llevada al patíbulo en casi dos décadas en la ciudad-Estado asiática, que ha experimentado un repunte en las ejecuciones vinculadas a delitos de drogas.
La Oficina de Narcóticos de Singapur (CNB) confirmó que la ejecución tuvo lugar este viernes, tras la condena a pena capital de Saridewi en julio de 2018. Según la ONG Transformative Justice Collective (TJC), esta es la primera ejecución de una mujer en Singapur desde 2004 y la cuarta persona ejecutada por delitos de tráfico de drogas en lo que va de año.
Singapur es conocido por tener algunas de las leyes antidrogas más severas del mundo, lo que ha llevado a un aumento en las ejecuciones en los últimos tiempos. Solo esta semana, un hombre de 56 años también fue ahorcado por traficar con aproximadamente 50 gramos de heroína, y otra ejecución está programada para el 3 de agosto, según informó TJC.
Desde abril, la isla ha ejecutado a cuatro presos, y se estima que un total de 15 personas han sido ejecutadas desde marzo de 2022, todo ello en medio de un proceso que ha sido objeto de controversia y críticas.
La ejecución de Saridewi generó inquietud en la comunidad internacional, y la ONU hizo un llamado sin éxito para detenerla. La próspera nación, con un alto PIB per cápita, impone la pena de muerte para un mínimo de 500 gramos de tráfico de marihuana y 15 gramos de heroína, empleando la horca como método de ejecución en procedimientos altamente opacos.
Tras una pausa en las ejecuciones debido a la pandemia de COVID-19, Singapur retomó las ejecuciones en 2022, lo que provocó una reacción crítica de organizaciones pro derechos humanos. La ejecución de Saridewi Djamani ha sido denunciada por Human Rights Watch (HRW), que la calificó de «inhumanidad sin límites».
El subdirector en Asia de HRW, Phil Robertson, afirmó que el gobierno de Singapur ha mostrado determinación en vaciar el corredor de la muerte a gran velocidad desde el levantamiento de las restricciones por la pandemia, demostrando su postura implacable contra las drogas.
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