Tras la muerte del artista Fernando Botero, este 15 de septiembre, varias de las obras del pintor han sido recordadas, entre las pinturas que más han llamado la atención se encuentran «La muerte de Pablo Escobar» (1999) y «Pablo Escobar muerto» (2006).

Si bien la vida de Botero se centró en la creación artística y la celebración de la cultura colombiana, la de Pablo Escobar estuvo inmersa en el oscuro mundo del narcotráfico y la violencia. Sin embargo, estas dos figuras dispares convergen en una serie de pinturas que han dejado una marca indeleble en la historia del arte colombiano.

Dos figuras icónicas de Colombia, el artista Fernando Botero y el narcotraficante Pablo Escobar, se entrelazan en una serie de pinturas que capturan los últimos momentos del capo en el inconfundible estilo «boterismo».

«La muerte de Pablo Escobar» muestra el momento en que el líder del Cartel de Cali fue abatido por una ráfaga de balas, mientras que «Pablo Escobar muerto» retrata su cuerpo sin vida en el techo donde encontró su fin, hace ya tres décadas.

A pesar de sus vidas radicalmente opuestas, estas obras han generado un constante debate sobre la elección de Botero para retratar la muerte de Escobar en su característica estética. Ambas pinturas forman parte de dos series diferentes de Botero que abordan la violencia en Colombia y en el mundo en general.

Estas obras continúan siendo objeto de admiración y controversia, recordándonos que el arte tiene el poder de inmortalizar a personas y eventos, independientemente de su naturaleza.

A pesar de las diferencias abismales entre Botero y Escobar, estas pinturas representan una parte importante de la rica y compleja historia de Colombia, donde el arte y la realidad se entrelazan de maneras inesperadas.

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