Autoridades y académicos de la Casa de Estudios llaman a encontrar nuevas relaciones entre gobierno, sector público y sociedad civil en clave de derechos humanos.
Como parte de su responsabilidad con la realidad, la Ibero Puebla ha recopilado una serie de ensayos sobre la primera mitad del gobierno federal. El cuaderno de investigación La 4T bajo la lupa enfoca algunos nudos problemáticos del proyecto político autodenominado como Cuarta Transformación.
La universidad como institución está llamada a observar y opinar sobre el ejercicio de poder público, pues están en juego los derechos de la ciudadanía. Así lo expresó Mario Patrón Sánchez, quien refrendó la educación jesuita como un modelo que busca comprender el entorno para incidir en él. “Vivimos en un entorno con una crispación social auspiciada desde el poder público y el privado. Nuestro ejercicio es desde la autonomía universitaria”.
El cuaderno consta de nueve capítulos temáticos que abordan asuntos como seguridad pública, libertad de expresión, violencia, el papel de los pueblos indígenas y los feminismos, los megaproyectos, la economía y la pobreza. La esencia de las entradas, elaboradas por 14 académicos y autoridades de la Universidad Jesuita, fue recuperada por el Rector para argumentar que México vive una transición política, no un cambio de régimen real.
Patrón Sánchez cuestionó la presencia militar y los altos niveles de corrupción e impunidad como ejemplos fehacientes de la prevalencia de las viejas prácticas que, desde Palacio Nacional, se anuncian como erradicadas. A ello se suma la violencia patriarcal que dejó nuevos altos históricos en 2021: aquel año terminó con 1,004 feminicidios, la mayor incidencia de la que se tenga registro.
No hay cambio de régimen, insistió el titular de Rectoría, si no se construye un modelo de desarrollo que concilie las relaciones entre el Estado y las comunidades indígenas. Dichos esquemas deben poner los derechos colectivos en el centro, contrario a las políticas asistencialistas que se tienen en la actualidad.
Un análisis de esta naturaleza, sintetizó, permite marcar un paso entre la retórica y los resultados, especialmente cuando la administración ha alcanzado su ecuador. “Vemos pautas de preocupación que nos indicarían que estamos, una vez más, en una transición política […]. Ponemos nuestra disposición institucional para trabajar en el arduo trabajo de gobernanza”.
Desinformación como gobernanza
El presidente aseguró durante su toma de protesta en 2018 que “se respetará la libertad de expresión y nunca se aplicará la censura”. Lilia Vélez Iglesias, directora general Académica, entiende que se trata de una aseveración propia de cualquier régimen democrático.
Pero no ha sido así. El rifirrafe con el periodista Carlos Loret de Mola en las últimas semanas es la mayor alegoría del despliegue de estrategias que buscan impactar negativamente a comunicadores, activistas y organismos que se encargan de velar por la libre expresión y el acceso a la información. Dichas virtudes, comenta la catedrática, “cumplen una función instrumental que no es otra sino la de ejercer otros derechos”.
La administración actual ha fallado en su responsabilidad de proteger a periodistas: van 30 asesinados en el sexenio y cinco en lo que va del año. Si bien el agravio no es nuevo (con Peña Nieto murieron 47 informadores), el mecanismo de estigmatización de la prensa que el presidente utiliza para denostar opiniones adversas ha abierto la puerta a múltiples expresiones de violencia.
A su vez, la estrategia de contradecir información oficial bajo la consigna de tener fuentes alternativas ha provocado un sistema de opacidad gubernamental. “Cuando él dice ‘otros datos’, eso tendría que estar documentado y a disposición de todos”. Vélez Iglesias recupera en su artículo —coescrito junto a Cuauhtémoc Cruz Isidoro— que solo en 2020 Presidencia se declaró incompetente para responder a 389 solicitudes de información.
La existencia de órganos autónomos es parte de la democracia del país. Acciones como el ataque mediático y la reducción de presupuestos contribuyen a erosionar la discusión argumentada en la esfera pública. “Estamos preocupados por estas regresiones y nos parece importante que podamos tener un diálogo informado al respecto”, sintetizó la experta.
En suma, La 4T bajo la lupa se entiende como un mapa de ruta hacia la incidencia política que pretende advertir las fallas del sistema político actual de cara a la segunda mitad del sexenio. Como apreció Nadia Castillo Romero, directora del Departamento de Ciencias Sociales y coautora del texto: “Este cuaderno muestra lo que hacemos las universidades jesuitas; nuestra principal asignatura es la incidencia en la sociedad”.
El cuadernillo fue un esfuerzo conjunto entre el Departamento de Ciencias Sociales, el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ (IDHIE), el Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA) y la Dirección General Académica, todas instancias de la IBERO Puebla.