Una joven de 20 años recibió un disparo fatal el miércoles por la noche mientras paseaba a su beba de 3 meses en un cochecito en el Upper East Side, una de las zonas residenciales más lujosas de Manhattan, dijeron las autoridades, otro episodio sombrío en una ola de violencia armada que se ha apoderado ciudad de Nueva York en los últimos dos años.
La víctima estaba en East 95th Street cerca de Lexington Avenue alrededor de las 20.30 hora local cuando un agresor le disparó una vez en la cabeza a muy corta distancia, dijo la policía. La llevaron al Centro Hospitalario Metropolitano y la declararon muerta, dijeron las autoridades.
El atacante, que vestía un buzo negro con capucha y pantalones negros, salió corriendo después de disparar, dijeron las autoridades, y se dirigió hacia el este por una cuadra bordeada de árboles con edificios de piedra rojiza a un lado, y un parque y una escuela pública al otro. Una fuente policial dijo que el agresor huyó a pie y que en el lugar del hecho se recuperó un proyectil de calibre desconocido.
La identidad del atacante no fue revelada. Pero la fuente dijo que había antecedentes de violencia entre la víctima y el padre de la niña, antes de que naciera en marzo. Las amenazas entre la pareja continuaron después de su nacimiento, dijo la fuente.
La beba resultó ilesa en el ataque, señaló la policía. Los oficiales no identificaron a la víctima y dijeron que no habían arrestados por el caso hasta el momento.
Tiroteos en Nueva York
El alcalde, el expolicía Eric Adams, dijo en una conferencia de prensa en el lugar del tiroteo el asesinato era otro ejemplo del flagelo de la violencia armada en Nueva York, y otra razón por la que combatirlo es su prioridad máxima.
El alcalde señaló que él y la comisionado de policía, Keechant Sewell, habían pasado la primera parte del día con la fiscal general de Nueva York, Letitia James, para abordar la problemática.
“Todo este día hemos estado abordando el problema de la sobreproliferación de armas en nuestras calles”, dijo Adams. “Más armas en nuestra ciudad significan más vidas perdidas”, agregó. “Significa más bebés llorando mientras quienes los aman yacen muertos”.
En una entrevista posterior a la conferencia de prensa, Julie Menin, concejala de la ciudad que representa parte del Upper East Side, describió el asesinato como “absolutamente indescriptible”. “Esta implacable violencia armada tiene que parar”, agregó.
Después de aumentar al principio de la pandemia, las tasas de tiroteos en Nueva York han comenzado a disminuir, pero se mantienen por encima de los niveles previos a la pandemia. Hasta el domingo, se habían producido 624 tiroteos en la ciudad este año, en comparación con 710 en el mismo período de 2021. Esa es una caída del 12 por ciento, pero todavía un 28 por ciento más que en el mismo punto de 2019.
Incluso en medio de los descensos recientes, la persistencia de la violencia con armas de fuego -particularmente en barrios pobres y de clase trabajadora con grandes poblaciones negras y latinas- aumentó la presión sobre Adams. Que los jóvenes hayan sido víctimas en algunos de los tiroteos de alto perfil de este año solo ha agregado urgencia para abordar el problema.
Justo después de la medianoche del 19 de junio, por ejemplo, un joven de 21 años que destacaba en el básquet universitario recibió un disparo mortal en un popular área de picnic de verano en Harlem en un episodio que dejó a otras ocho personas heridas.
En mayo, una niña de 11 años murió cuando quedó atrapada en el fuego cruzado de adolescentes en el Bronx. En marzo, un niño de 12 años fue alcanzado y asesinado por una bala mientras estaba sentado en un automóvil en Brooklyn, comiendo con su familia. Y, en abril, una mujer de 61 años murió baleada en un fuego cruzado en el Bronx.
El miércoles por la noche, Stephanie McGraw, fundadora de We All Really Matter, una organización con sede en Harlem conocida como W.A.R.M. que ayuda a las víctimas de violencia doméstica, estaba justo dentro de la cinta policial que acordonaba el lugar del tiroteo.
McGraw dijo que estaba allí porque “recibió una llamada”, pero se negó a dar más detalles. Aunque las autoridades solo dijeron que las circunstancias que rodearon el tiroteo estaban bajo investigación, ella especuló que podría haber abuso doméstico involucrado.
“No le disparas al azar a una mujer con una niña pequeña a quemarropa en la cabeza”, dijo McGraw. “Eso es ira”.
Justo arriba de Lexington Avenue desde donde ocurrió el tiroteo, Sophia Monegro se detuvo mientras arrastraba un carrito que llevaba una bolsa de lavandería hacia su edificio de apartamentos frente al Samuel Seabury Playground.
Monegro, de 28 años, dijo que se había mudado al barrio hacía un año y que no estaba sorprendida. “Es el Upper East Side, pero es la ciudad de Nueva York, por lo que siempre hay delincuencia”, dijo.
Otros residentes, algunos dando un último paseo con sus perros, estaban visiblemente atónitos al enterarse del tiroteo.
“Este es un gran barrio”, dijo Rahul Rathod, quien se mudó al área hace nueve meses. Dijo que estaba tranquilo después del anochecer debido a la gran cantidad de residentes mayores y que los niños en general jugaban al básquet en las canchas de Seabury hasta bien entrada la noche.
Las estadísticas policiales muestran que el barrio, un área en gran parte próspera en el Distrito 19, es generalmente seguro. Hubo un asesinato en la zona el año pasado y el del miércoles fue el primero allí este año.
Pero Peyre dijo que la ciudad tenía una creciente sensación de peligro en estos días. “Esto no está ayudando en absoluto”, dijo Peyre.
La Nación