David Méndez Márquez es ahora el nuevo favorito de Casa Aguayo. Y aunque no han hecho mucha alharaca al respecto es evidente que es quien ya tiene toda la confianza de Miguel Barbosa Huerta. Un paso atrás está Gabriel Biestro Medinilla quien, más allá de sus porristas, tiene más enemigos que aliados pues se ha comprado temas que no son suyos como suyos.
Es muy bueno ser leal aunque a veces eso no paga nada. Es extraordinario tener la lealtad a prueba de balas, sí, pero nunca es bueno sudar las fiebres ajenas, porque muchas veces se aplica la frase: “favor dado y no pedido, jamás será agradecido”.
Y no es por nada pero ahora se ve más activo a David Méndez. Tiene influencia en varias Secretarías, tiene el visto bueno del mandatario que le encarga los temas más delicados; tiene responsabilidades incluso de supervisión en el Covid-19.
Y en este juego de enroques y movimientos de fichas hay que subir a Méndez Márquez a cualquier puesto de elección popular, incluso, no hay que borrarlo de la alcaldía aunque esto no le agradará mucho a Biestro.
Pero, pero, pero, al menos hay que decir que Méndez es poblano de nacimiento y eso a los oriundos de por aquí cerquita les agrada. Estudió en el CENHCH (no hay nada más poblano que eso). Sus papás participaron en la lucha universitaria. Ya fue regidor en la Angelópolis e hizo buena amistad con Eduardo Rivera cuando era el alcalde.
Pertenece al grupo de los bejaranos (no sabemos si eso se deba presumir pero al menos son compadres de sus papás). Ha participado en Morena desde su fundación y aparece todos los días en las conferencias de prensa con el gobernador y el secretario de Salud.
Biestro, al contrario, ha sumado muchos enemigos por seguir la línea estatal cuando se ha declarado la guerra contra la BUAP y el municipio de Puebla e incluso ha minimizado las encuestas en las que no sale arriba y sino lo hace él, por lo menos un ejército de bots en Twitter sí lo han hecho.
Desde el principio se ha dicho que el líder del Congreso es un personaje muy leal, pero también se ha visto que puede ser un fusible que puede ser cambiado en caso de que no le alcance o no le dé para ganar.
Barbosa nos puede o no caer bien. Nos puede o no gustar su forma de gobernar. Eso ya es muy subjetivo y muy a título personal de a cada quien como le va en la feria, pero algo sí tiene el mandatario poblano a su favor: es muy inteligente y no va a dejar o por lo menos no permitirá así como así perder una alcaldía porque sabe que hay un efecto sobre las diputaciones locales y federales.
Tienen muy claro en Casa Aguayo que los números para Morena ya no son los mismos del 2018. Ya no es el mismo nivel de aceptación que tiene López Obrador, aunque claro que tiene un selecto grupo de defensores que lo ven como un Mesías, aún.
Así que si no entra uno entrará otro y si Biestro no levanta. Si no hace nada por ser conocido y ganarse a un público que verdaderamente es muy difícil como es el poblano. Si se sigue comprando enemigos que originalmente no son suyos, es más fácil quitar un fusible y sacrificar a un amigo y/o empleado que perder una guerra.
Es política y en esto hay pragmatismo puro. Es más, si perdonaron a Alejandro Armenta y eso que había armado todo un complot con jeringas y miel, cualquier cosa puede suceder.
Un día el gobernador es tu mejor amigo, al otro día puede ser tu peor adversario.
Es política no es una película de Chespirito.
Foto:Es Imagen / Jafet Moz
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