Desde que el morenovallismo cayó en desgracia nadie entendió por qué al heredero de El Yunque (Eduardo Rivera Pérez) no se le ocurrió la brillante idea de tomar al Partido Acción Nacional por asalto y retomar el control de lo que en otro tiempo tenían las llamadas familias custodias.
Contrario a ello apoyó a Jesús Zaldívar con el pretexto de la unidad interna entre los grupos, pero al final Eduardo Rivera desapareció del mapa. Es cierto que es el mejor posicionado ahorita por Acción Nacional pero su actuar es tímido, anodino, gris, es como el pulque, pues le falta un grado para ser carne de a de veras, vaya.
Lalo Rivera o está cansado o ya es un anciano prematuro porque ha dejado pasar todo tipo de oportunidades. De hecho, el PAN cuando critica le falta calidad moral porque lo hace una dirigente que fue cómplice del morenovallismo, además de cómplice una gran beneficiaria.
Genoveva Huerta tiene todo menos liderazgo, pero esa dirigencia es conveniente para los intereses de Marko Cortez quien es otro que está ahí solo como esfera de navidad, es decir, es un bonito adorno.
No es que se trate de que Acción Nacional sea una oposición radical, pero al menos sus diputados locales últimamente se han puesto más las pilas y al menos tratan de generar noticia, con o sin razón, pero ya entendieron cuál es su papel histórico en este momento.
Lalo Rivera está en una hamaca esperando a que le caiga por obra y gracia del Espíritu Santo una encuesta en la que lo haga candidato. El problema es que carece de un par de esos que vende Bachoco y dos al parecer carece de dinero y son otros los intereses que se mueven al interior de Acción Nacional.
Pareciera que la única solución es que el panismo se apueste -no por Enrique Cárdenas; él es un despropósito- pero sí por un perfil ciudadano que no esté ligado ni a los intereses de la derecha poblana ni mucho menos al morenovallismo que es un grupo apestado por las condiciones políticas del momento.
El 2021 está a la vuelta de la esquina y en Morena ya hay focos rojos porque la apuesta es mantener la Cámara baja del Congreso de la Unión y la mayoría en el Poder Legislativo estatal, se pueden perder las capitales, a veces los gobernadores trabajan mejor con munícipes opositores, paradójicamente.
Los panistas si tienen una estrategia (la cual no se ve) la traen muy bien guardada. El candidato natural que es Lalo Rivera últimamente, insistimos, se le ve apagado, cansado, agotado y ha preferido entregar la plaza a asumir un liderazgo.
Pero pues allá ellos, muy su gusto, muy su partido, muy sus estrategias.
Foto: Es Imagen / José Castañares