En 1995 llegó a las pantallas grandes un ‘experimento’ que conquistó muchos corazones: Toy Story.
En ese momento fue el primer largometraje completamente realizado por computadora y creado por una compañía independiente llamada Pixar.
Pixar, en su momento, se convirtió en una seria competencia para las películas del amo y señor del género, Disney. Como dice el dicho si no puedes con el enemigo, únetele … eso hicieron. En 2006 Walt Disney Studios compró Pixar y logró consolidar su emporio dentro de las cintas dirigidas al público infantil.
Toy Story convirtió en ídolos al vaquero Woody y al guardián espacial Buzz Lightyear; además de traer recuerdos con personajes como el señor Cara de Papa y Slinky, entre otros.
La cinta original, hasta la fecha, ha recaudado más de 300 millones de dólares. Tal fue el éxito que se hizo una segunda y una tercera parte y este fin de semana terminan definitivamente (o al menos eso han dicho) con las secuelas de Toy Story.
Para serle sincero a mí la tercera parte se me hizo espectacularmente buena, además se me hizo un cierre perfecto para la historia de todos los juguetes y de su dueño: Andy.
Mucho estaba en juego desde mi punto de vista para poder realizar una cuarta parte que valiera la pena… ¡y lo lograron¡
No revelaré datos de la trama de esta cinta para no arruinarles la experiencia, pero digamos que es un cierre nostálgico y perfecto para los personajes que hemos seguido por 24 años.
A los personajes que ya conocemos se suman nuevos que tienen la gran característica de abonar a las historias de los ya conocidos, además de presentarnos una animación perfecta en todos los sentidos.
Les pido que pongan mucha atención en todos los detalles que existen en las escenas de la tienda de antigüedades, es una perfección en animación que hasta ahora no habíamos visto. Vean y disfruten del polvo, las telarañas y las texturas, es casi como si fueran reales.
Toy Story se cierra con esta cuarta cinta y lo hacen con mucha emotividad. Serán necesarios los pañuelos desechables o, de plano, dejarse ir y llorar a moco tendido.
Le sugiero que se quede hasta el final de los créditos, hay un detalle muy cómico que le brinda (a quien quiera entender) un brillante cierre para dos personajes ‘incomprendidos’ de la película.
¡Adiós Toy Story! Pero sobre todo… ¡Gracias!