Agua de Puebla, una bomba de tiempo

Muchos piensan que revocar el contrato a Agua de Puebla por parte del ayuntamiento -como lo intentó hacer el cabildo la semana pasada- fue un acto de estulticia o de ignorancia jurídica. La verdad es que aparenta más mala leche que desconocimiento, pues desde el año pasado se había planteado que cancelar el servicio podría generar un pasivo de 3 mil millones de pesos al gobierno estatal si se hacía de un plumazo.

¿Mala leche?, pregunta el respetable.

El tema es una papa caliente que aventaron a Luis Miguel Barbosa y que tendrá que lidiar con ello a partir del uno de agosto, pues Guillermo Pacheco Pulido se va en un mes y no le dará tiempo analizarlo.

Mala leche porque quien “queda bien” con sus gobernados es Claudia Rivera y el villano del cuento si es que considera que no es el momento para revocar el servicio sería Barbosa. Es a todas luces una jugada sucia, más que un error de los “asesores” jurídicos.

El secretario General de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, de plano le corrigió la plana a la alcaldesa angelopolitana y en público, pues quien debe entrarle a la operación, suministro y cobro es el gobierno de la entidad. La capital poblana no cuenta con la capacidad económica y técnica para asumir la responsabilidad y eso lo sabemos desde 1994 cuando fue creado el Soapap por el gobierno de Manuel Bartlett Díaz, ahora una estrella de la cuarta transformación.

Hay una premisa básica: a nadie nos gusta pagar impuestos y servicios, por lo tanto, dicha medida es a todas luces populista. El ayuntamiento poblano, en el ánimo de revertir su baja aceptación social, se le ocurrió esta “brillante” idea que a quien realmente pone en aprietos es al gobierno estatal.

Si la presidenta municipal, en cambio, le hubiera propuesto a Luis Miguel Barbosa que él encabezara el análisis jurídico y las estrategias sobre el caso de Agua de Puebla y no se adelanta a tontas y a locas, como lo hizo el pasado miércoles, entonces la situación sería distinta, pero si mi abuela tuviera ruedas…

¿Quién quedará mal en caso de que no sea conveniente revocar el mandato en los primeros meses de la próxima administración?

Recordemos que la relación entre Barbosa y Rivera nunca ha sido muy buena que digamos y no por el ahora gobernador electo, pues él siempre ha querido extenderle la mano. Veamos: el año pasado primero ella se la jugó con el morenovallismo; después, se apostó por Alejandro Armenta; no operó para ganar la ciudad a favor de Morena y si es que tiene una estructura electoral, como aseguran sus exégetas, ésta no salió el día de los comicios.

Bajo ese contexto, ¿cómo se interpreta la revocación a Agua de Puebla? ¿Revanchismo?

Desde el año pasado, se analizó -en las campañas políticas- quitar la concesión del agua, incluso, quien también se subió al tema fue Marta Erika Alonso. Y sí, ya se sabía que sería un costo altísimo al erario por la penalización al incumplir el contrato, además, para deshacerse de Agua de Puebla se tendría que comprobar que la empresa había fallado y no nada más por la locuacidad y ocurrencias de unos regidores.

Esto no es como decir públicamente que queda abolido el neoliberalismo en México. No la chinguen. Esto es más complicado de lo que creemos. Lleva mucho tiempo junto con un desgaste económico y político.

La empresa contratada en el morenovallismo no dejará de funcionar nada más porque así lo dice el municipio y si fuera así, ¿a poco ya tienen plan para subsanar la ausencia?

Dice el clásico que cuando los errores son muy evidentes solo hay dos salidas: o se incurrió con dolo o porque de veras son muy tontos.

La respuesta se las dejo de tarea, pero no creo que sean lo segundo ¿o sí?

Foto: Es Imagen / Archivo

junio 30, 2019 - 9:05 pm

Por: Zeus Munive

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