La amistad, la vida de los perros callejeros, la muerte de un amigo, cómo los adolescentes dejan sus hogares y la añoranza hacia sus orígenes, fueron entre otros los temas cotidianos que el poeta Alberto Cortez convirtió en himnos.
Aunque comenzó a escribir canciones desde los 12 años, fue hasta 1961 cuando publicó su primer disco “Welcome to the Latin Club”, que incluyó 12 temas tanto en inglés como en español. Destacan “Mañana”, “Amapola”, “April in Portugal”, “La paloma” y “Oh – Mari”.
En su larga trayectoria, Cortez, quien falleció este jueves a los 79 años, grabó cerca de 40 álbumes de estudio, logrando cuatro Discos de Oro.
Conocido como “el cantor de las cosas simples”, Alberto Cortez destacó por su estilo desgarrado, intenso y belleza poética.
De una sensibilidad envidiable, tocó corazones con temas como “Carta a mi viejo”, en la que le cuenta a su padre las cosas que le habían pasado en el tiempo que había estado lejos de casa, y “Callejero”, canción que se basa en la vida de un perro de la calle.
Pero no sólo los perros fueron su inspiración, también las cigarras, insectos que fueron motivo para la creación de “La canción de las cigarras” y “A partir de mañana”.
Como buen poeta que retrata la cotidianidad de la vida, también añadió contenido social a sus temas, como en el caso de “Instrucciones para ser un pequeño burgués”.
Otros de sus temas más emblemáticos son “Mi árbol y yo”, “A partir de mañana”, “Te llegará una rosa”, “Castillos en el aire” y “El abuelo”, los cuales están basados en hechos y personajes reales, que le ocurrieron a él mismo o a gente cercana a él.
Cortez y Cabral
Cortez trabó amistad con grandes figuras de la industria musical; sin embargo, la más estrecha la tuvo con el cantautor argentino Facundo Cabral, con quien grabó el álbum “Lo Cortez no quita lo Cabral”.
La unión de talento entre ambos enlazó humor y poesía, y con los éxitos de ambos recorrieron el mundo entero a través de una gira en la que era imprescindible escucharlos cantar “No soy de aquí ni soy de allá” y “Cuando un amigo se va”.
Al lado de Cabral también era común oírlo interpretar “Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo», en el que se hace alusión a que el dinero (Oro) no da la felicidad.
Un artista polifacético
Además de cantar, José Alberto García Gallo, por su nombre real, escribió las obras literarias: “Equipaje” (1977); “Soy un ser humano” (1985); “Almacén de almas” (1993), y “Por los cuatro costados” (2007).
Y su desenvolvimiento no sólo fue sobre el escenario, también frente a las cámaras, participando en las películas “Los éxitos del amor”, de Fernando Siro, y “Ritmo a todo color”, de Máximo Berrondo.