Algo apesta medio rancio.
Ese fétido aroma ya contamina a toda la dependencia.
Julio Glóckner Rossainz junto con algunos de sus subalternos como Alejandra Santamaría Llerandi han ordenado varios despidos (de forma injustificada) pues hasta los hacen vía whatsapp a nombre del gobernador Miguel Barbosa Huerta, quien seguramente ni enterado está, y en su lugar han colocado a muchos morenovallistas, a esos que supuestamente ahora son los enemigos del pueblo bueno.
En otras palabras: la Secretaría de Cultura dejó de ser un referente en la promoción de diversas actividades artísticas, elaboración de programas culturales y gestionar recursos a favor de los artistas poblanos para convertir a la dependencia en chambas para los cuates y refugio de cuadros morenovallistas.
En la dirección de Patrimonio cultural y acervo -que dirige la otrora morenovallista, Alejandra Santamaría- se ha destacado por correr de manera injustificada a varios empleados que habían desarrollado su trabajo llevándolo a buen puesto. Y ya hay varias denuncias ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.
Lo más interesante del caso, es que los despidos los han hecho con amenazas, mensajes de whatsapp o simplemente impidiendo que ingresen a sus áreas de trabajo y supuestamente con órdenes directas del ciudadano gobernador (el C. góber) Miguel Barbosa Huerta, pues así se lo han hecho saber a los despedidos.
No obstante, no es solo este hecho que anda mal en la dependencia. Va desde la “brillante” idea de una función de lucha libre en el Museo Barroco para supuestamente acercar la parte fifí con el pueblo bueno (dixit) aunque el costo de dicho espectáculo fuera de 800 mil pesos, según le dijeron a este tunde teclas.
Es decir, se gastó mucho dinero para nada. ¿Qué represente del pueblo bueno ha festejado los madrazos en el pancracio? Nadie. Absolutamente nadie. Pasó sin pena ni gloria.
Hay que resaltar que hasta el momento no se ha hecho público cómo fue la venta de los boletos para la función de lucha libre y cuánto fue lo que recabaron.
¿Salieron tablas, al menos?
Tampoco hay que olvidar lo que ocurrió cuando, en el pasado mes de septiembre, Julio Glóckner descalificó -sin tener pruebas- a un integrante de la Filarmónica 5 de Mayo y llevándose en esos señalamientos a nada más y nada menos que al entonces director Fernando Lozano, toda una institución en la música en México.
Fue ese día que quedó registrado en redes sociales cuando el mismísimo Glóckner acusó a un trompetista (sin presentar pruebas en ese momento) y que se le fueron encima con rechiflas hacia su persona.
El organismo sectorizado Museos de Puebla ha sido cuestionado también porque las exposiciones que se han presentado carecen de atractivo cultural además de una baja afluencia a las mismas sin dejar de mencionar que nunca se aclaró qué ocurrió con el reciente robo a piezas invaluables del Fuerte de Guadalupe.
La dirección de Artesanías ha sido cuestionada por los propios artesanos del interior del estado porque de manera unilateral se cerraron seis cadenas de distribución en las que los artistas de diferentes etnias podían vender sus productos.
Dichos locales en los que se exhibían las obras de arte de campesinos e indígenas del interior del estado fue considerado como un programa modelo pues se sostenía solo ya que no recibía un solo peso ni del gobierno federal ni estatal. Fue un modelo de negocios -en el buen sentido de la palabra- que se sostenía por sí solo.
Los artesanos responsabilizan a la dirección de Artesanías como a Alejandra Santamaría de negligencia pues consideran que han hecho de esta área su caja chica.
Sin duda algo huele mal en la dependencia, sólo que muchos de esos trabajadores se sienten protegidos por el ala de la cuarta transformación y por eso presumen que ni los correrán ni los darán de baja y que Glócker nadará de muertito cinco largos años.
Foto: Es Imagen / Daniel Casas
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