Es iracundo.
Es peleonero.
Le encanta armar escándalo.
Trae una guerra casada contra el gobernador Miguel Barbosa.
Prepara inyecciones de miel para los que sufren de diabetes. Presume de ser karateca y hasta a un ex vocero lo retó a golpes en un baño de un conocido restaurante y hasta le presumió ser cinta negra.
Eso fue en su época marinista y prozavalista.
Recientemente a un periodista lo amenazó sólo por hacerle una pregunta. Se siente protagonista de Kobra Kai. Su pasado lo condena: inició en el PRI, fue alcalde de Acatzingo, diputado local y federal, presidente estatal del PRI y uno de los hombres más cercanos a Mario Marín Torres.
Se hundió en las aguas de Morena para renacer como un hombre impoluto, sin manchas, pese a ser de Morena es uno de los que busca pleitos dentro de ese partido político porque su sueño es ser gobernador de Puebla.
No importa que el gobernante sea de su mismo partido, su meta es destruir a la 4T para imponer su propia 4T. Se siente indignado cuando le publican un correo electrónico o una grabación telefónica en la que da a conocer que él es el mero mero petatero de Fuerza Social por México, aunque nunca desmienta que haya dicho lo que haya dicho.
Como senador de Hacienda nunca peleó más recursos para Puebla, al contrario dejó que al estado que dice representar le recortaran.
Cuando era aún priista y candidato a diputado federal por su distrito, tomó una carretera, llegaron unos policías y gritaba que le estaban pegando, aunque los uniformados lo veían de manera extraña, mientras tomaban un boing de mango y estaban en sus patrullas. Nadie le había pegado. Nadie le interrumpía, pero cuando se nace para gritón hasta la lotería se trabaja.
En el 2018 le jugó las contras a Miguel Barbosa. Era natural que fuera su adversario y hasta normal que existieran zancadillas, pero el propio Armenta llevó sus golpes a un nivel de casi reventar la liga, sabía que Barbosa era bien visto por AMLO y por Yeidkol Polevnsky, pero como sentía el respaldo de otro ex priista: Ricardo Monreal decidió jugar sucio.
Hay quien sugiere que sostuvo reuniones hasta con Eukid Castañón y la liga era un “Grillo”. Para nadie fue extraño que de la noche a la mañana los ataques que recibía del hoy preso por la justicia poblana se detuvieran.
Hoy vuelve a las andadas después de que le tumbaron a su “Grillo” del Tribunal Electoral y de ahí se subió a una puja por la alcaldía con tal de presionar para ganar posiciones y, por supuesto, ir contra Gabriel Biestro.
El tiro le salió por la culata cuando este último fin de semana Biestro ya lo adelanta en las preferencias electorales y ya no es el que salvaría a Morena de perder la alcaldía de Puebla frente a Eduardo Rivera Pérez, pues esa era su apuesta.
Armenta cuenta con unos cuantos diputados, unos priistas y una larga lista de bots y troles que le arma su equipo para salir a atacar con denuestos a quienes se atreven a tocarlo, pues como ya hemos visto, tiene la piel muy delgadita y al que se le ponga enfrente no duda en retarlo a una pelea de karatazos, ya que su forma personal de hacer política es así: entre gritos, ofensas, amenazas y siempre esconder lo que es él.
Tiene, pues un perfil muy narcisista. Lo grave es que hay gente que aún piensa que es la salvación del pueblo y quien sabe cuantos disparates.
Foto: Es Imagen / Archivo
Columnistas, Noticias Destacadas