Valdría la pena preguntarse qué se hizo bien, qué se hizo mal, que no se hizo y qué se puede hacer en esta difícil coyuntura mundial pero que cada país enfrenta a su manera. Intentaré hacer una descripción objetiva de lo ocurrido en México.
En cuanto al manejo de la crisis sanitaria.
Se hizo bien:
– Nombrar a un funcionario calificado como el «zar» de la crisis sanitaria quien debería de tomar las decisiones y coordinar acciones con dependencias de los 3 niveles de gobierno y con la sociedad.
– Tratar de retrasar las medidas de distanciamiento social. Ahora entiendo que nos metimos en casa mucho tiempo antes de lo necesario.
Se hizo mal:
– Utilizar el modelo «Centinela» para tratar de darle seguimiento a los efectos de un virus sumamente contagioso. Todo se salió de control: no se identificaban casos ni se aislaban enfermos, y como no se identificaban tampoco ni se aislaba al círculo social de los casos positivos.
– Bloquear las fronteras a la importación de pruebas. La falta de pruebas equivale a tratar de apagar un incendio con los ojos cerrados. Intentar abrir la economía sin pruebas suficientes y disponibles para quien la necesite, equivale a ir a la guerra sin fusil.
– No se compraron equipos y materiales para el sector salud desde enero que se supo de la enfermedad, al contrario se vendieron millones de tapabocas a China que luego se recompraron más caros.
– No se preparó infraestructura para aislar a los enfermos con síntomas leves o asintomáticos. Ubicar en hoteles a esos enfermos habría reducido mucho el contagio entre sus familiares y amigos.
– No se le ofreció hospedaje, alimentación y servicios de transporte al personal médico. Se le expuso ante una sociedad ignorante y asustada.
– El «zar» se convirtió en un «rock star» que comenzó a jugar a la política con las cifras de la pandemia. Su estrategia sanitaria fue funcional a un discurso político y no al interés general de la población. Nadie cree en los datos oficiales porque fueron tergiversados en forma deliberada para producir la percepción de que el gobierno de la 4ª transformación tenía todo bajo control.
– Los líderes políticos tienen actitudes irresponsables ante la gravedad de la situación. El presidente de la República no usa tapabocas, sale de gira en automóvil por el país y organiza eventos multitudinarios, se expresa con desdén y desinforma a la gente con mensajes optimistas que distorsionan la percepción social. Frases como «ya domamos la curva de la pandemia» o el célebre «con mole de guajolote se cura el coronavirus», consiguen darle licencia al pueblo ignorante para que salga a hacer su vida normal y con ello se multipliquen los contagios y los muertos.
En cuanto al manejo de la economía.
Se hizo bien:
– Conservar los programas sociales. A pesar de que no resuelven las condiciones económicas de las familias, sí contribuyen a aliviar un poco la difícil situación económica.
Se hizo mal:
– Obligar a todas las personas morales a pagar el ISR en marzo. Pudo postergarse el pago para aquellos contribuyentes con ingresos menores a 10 millones de pesos en el año 2019. Eso habría ayudado a muchas empresas pequeñas y micro a enfrentar la crisis con mayor liquidez.
– No emitir un subsidio al distanciamiento social mediante la transferencia directa de dinero a la población de menores ingresos. Ese dinero habría facilitado que la gente se pudiera quedar en su casa sin tener que salir a trabajar. Si la población que vive al día no cuenta con recursos tendrá que salir para sobrevivir y la autoridad no podrá obligarle a colaborar con el distanciamiento social.
– No transferir recursos fiscales mediante créditos baratos y de fácil acceso para que las micro, pequeñas y medianas empresas puedan mantener a sus empleados y estar en condiciones de trabajar cuando la economía se reabra.
– No contratar créditos internacionales o usar la línea de crédito que tiene el país con el Fondo Monetario Internacional para financiar medidas contra-cíclicas para apoyar al aparato productivo y para subsidiar el distanciamiento social de los pobres.
– Persistir en la construcción del Tren Maya, de la refinería de Dos Bocas y de la terminal para aviones de Santa Lucía. Proyectos que en esta coyuntura mundial resultan innecesarios y consumen cuantiosos recursos fiscales.
El balance de la situación.
– Todo se salió de control. La curva de contagios y de muertos no para de crecer después de que muchos llevamos casi 3 meses sin trabajar. Sin haber controlado a la pandemia se tendrá que abrir la economía, lo que ocasionará más muertes innecesarias.
– De acuerdo con estimaciones del INEGI hay 12.5 millones de nuevos desempleados como consecuencia de la pandemia. Eso significa que miles de empresas y pequeños negocios no pueden sostener a sus empleados o simplemente han desaparecido.
El futuro.
– Una vez reabiertas las actividades productivas nos encontraremos con una economía dislocada. No habrá clientes ni muchos proveedores, falta de liquidez y falta de materias primas. La mayoría de las empresas tendrán que reducir personal lo que ocasionará más desempleo.
– La economía entra en recesión y las consecuencias sociales serán muy graves. Millones se incorporarán a las filas de la pobreza. Crecerán la delincuencia y la violencia. Veremos más prostitución y consumo de drogas, además de tráfico de mujeres y también de menores. Salida de capitales y migración de personas. Gente de todos los estratos sociales intentará cruzar a los Estados Unidos o buscará rehacer su vida en otros países porque en México la situación será insostenible.
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