“En México, para ser un buen político no es necesario saber resolver los problemas… hay que saber crearlos”: Alfonso Martínez Domínguez
No se confundan, si Ricardo Monreal atestiguó el pacto entre Luis Miguel Barbosa y Alejandro Armenta y no Yeidckol Polevnsky, fue por dos razones: quien verdaderamente inició la pelea al interior de ese partido fue el líder del Senado, así que quien las rompe que las componga y en segundo lugar, la líder nacional de Morena usó el término sabandijas situación que la pone en desventaja en una negociación.
A Monreal no le interesaba realmente que Armenta fuera candidato a gobernador, lo que buscaba era abrir la encuesta y que en las elecciones del 2024 (las de Las Palabras Mayores) no le aplicaran la misma que en el 2018 cuando salió “ganadora” Claudia Sheinbaum por el Gobierno de la Ciudad de México. Ya no hay más partidos como para que siga saltando de aquí para allá. El líder parlamentario ya militó en el PRI, luego en el PRD, luego Movimiento Ciudadano, más tarde el PT y ahora Morena.
Tanto a Barbosa como a Armenta les conviene que se cumpla esta “reconciliación”, porque el primero llegaría a ser gobernador y el segundo continuaría desde la Comisión de Hacienda del Senado. Ambos actores se necesitan. No importa que en lo personal no se caigan. Esto es política y para sobrevivir hay que cumplir con el mandamiento de saber comer los sapos sin hacer gestos.
También el más interesado por la paz en Morena es Monreal, ya que de generar una división o fractura interna, todas las miradas caerían sobre él. Y no le conviene tampoco ser el causante de debacles electorales. Lo más sensato es que ambos personajes se sentaran a dialogar, que se cumplan los acuerdos que solamente ellos conocen y que se verán en los próximos días.
Los que deberán entender estos nuevos tiempos son los seguidores del senador Armenta, así como el Cártel Poblano de la Miel de Abeja en el que está la activista Violeta Lagunes, pues la guerra al parecer ha terminado.
Lo malo de estas batallas es que solo se perdona a los generales, siempre se sacrifica a los soldados y aquellos que se fueron de bruces criticando o burlándose les costará más trabajo entrar en la reconciliación, mientras que los que supieron jugar será más fácil que los tomen en cuenta.
La experiencia nos ha enseñado que los peones son los que abren siempre en el juego, son los primeros que atacan, son soldados que su función es morir para proteger al rey, a su reina y a la corte. Y que son muy pocos -contados- aquellos que realmente logran llegar al final del tablero para coronar.
Barbosa tiene ya todo para ganar. En las encuestas está casi tres a uno sobre el PAN y del PRI y su renovación moral ya mejor ni hablamos. Le faltan cinco semanas para lograr la meta, si es inteligente ya no tendrá quien lo bloquee, pues la verdadera contienda fue contra Alejandro Armenta, lo demás es un domingo soleado en el parque.
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