Luis Miguel Barbosa está a una semana del triunfo y las razones por las que va a ganar son varias:
1. El año pasado contendió por el mismo puesto e hizo una gira por toda la entidad por lo que se dio a conocer con todas las estructuras y grupos políticos. Ya entraba hace casi dos meses con la ventaja del conocimiento. Como es el primer candidato a la gubernatura que impugna un proceso electoral, trajo al morenovallismo de cabeza, pues aunque lo nieguen, sí tambaleo al sistema político que reinaba la entidad.
2. Se confrontó contra el aparato de gobierno en el 2018. Todas las acusaciones, espionaje y guerra sucia que fue víctima en esa época, ya no le dieron ni cosquillas en esta contienda. Ya lo habían vacunado contra los ataques y el equipo del PAN no supo elaborar nada nuevo contra el abanderado de Morena.
3. La guerra sucia armada desde Jalisco con los consultores La Covacha e Indatcom quedaron evidenciados desde que comenzaron a operar. Hay señalamientos directos contra el gobernador de ese estado Enrique Alfaro. Ni las acusaciones en redes sociales movieron la tendencia a favor del oriundo de Zinacatepec.
4. Todas las encuestas hechas dan ganador a Luis Miguel Barbosa sobre Enrique Cárdenas y Alberto Jiménez. Aunque el candidato del PAN juró que ya había alcanzado a su adversario, nunca citó su fuente. En el caso del candidato de Morena fueron varias empresas, incluido el periódico Reforma, quienes daban entre 25 a 30 puntos de ventaja. No puede ser que todos esos estudios demoscópicos mientan.
5. Desde que arrancó la campaña, Luis Miguel Barbosa y sus principales operadores comenzaron a tender puentes de comunicación con todos los grupos políticos. Se dejó arropar por organizaciones y agrupaciones sociales. Buscó a sus principales adversarios en otros años y les tendió la mano; la mayoría aceptó, de ahí que el lema de su campaña siempre fue reconciliación.
6. El candidato del PAN no tuvo orden, dirección y discurso. Fueron muchas personas que trataron de coordinar su campaña y contó con uno de los peores políticos que ha existido en Puebla: Gabriel Hinojosa Rivero. Alguien que no es mala persona ni mal intencionado pero su talento consiste en vender computadoras no en ser un apóstol de la democracia. Ha perdido casi todo.
7. Enrique Cárdenas al encabezar un partido que olía a morenovallismo en tiempos en los que ese grupo socialmente apesta, por sus excesos cometidos en ocho años, fue difícil que convenciera al abanderar una marca que no está en su mejor momento. La incongruencia del propio Cárdenas quien una vez fue crítico de Rafael Moreno Valle por los famosos PP’S y que ahora se quede callado. Así como la vez que quiso ser candidato por Morena y como no le dieron nada terminó emberrinchado, lo pone en una situación difícil, se vio incongruente.
8. Barbosa, a diferencia de su principal adversario, ha sido más tranquilo y calculador. Esta contienda la supo ganar a pulso. No cayó en radicalismos pero tampoco se dejó. Fue quien menos se subió al golpeteo político. En el debate organizado por el INE mostró que tiene con qué para defenderse.
9. La situación política y los astros le favorecieron desde el inicio a Barbosa. Trae la bendición de ya saben quien, pues siempre lo vieron con orgullo que se enfrentó al morenovallismo y ni lo despeinaron. Aguantó estoico los embates y no pidió chamba en el gobierno federal cuando se la ofrecieron.
Así que, si no pasa nada extraordinario, en una semana tendremos gobernador y será la primera vez que se tiña de izquierda el estado de Puebla. Un hecho histórico, pues dada la forma de actuar del poblano nunca había dado el triunfo a un partido de esa geometría política.
Violeta, Pablo y el de Morena
El sábado pasado fue la fiesta de la generación 89 del Benavente, por los 30 años de haberse graduado de la preparatoria. La comida fue en la Hacienda del Molino. Y como en la lucha libre estaban tres personajes tres desde cada una de sus esquinas: Violeta Lagunes, Pablo Rodríguez y Mario Bracamonte.
Todos los invitados, al saber quienes eran, esperaban a ver a qué horas se saludaban o si es que hacían algún numerito por aquello de la contienda que vivimos. Violeta empezó la acción, pues saludó primero a Pablo, quien reaccionó a tiempo. Rodríguez Regordosa se levantó y le dio un fuerte abrazo.
Ambos platicaron un buen rato. Ambos, dicen los asistentes, intercambiaron buenos jabs, juegos de palabras y hasta una guerra de sarcasmos. Aparentemente, fue un empate técnico.
Al ver la escena, Mario Bracamonte, delegado estatal de Morena, se le fue encima a Violeta, intentando un “gancho al hígado”, como relataron sus compañeros de generación. Violeta reaccionó con una extraordinaria defensa: «quedamos que no hablaríamos de política, si quieres sentarte aquí, hablamos de cualquier otra cosa».
Mario Bracamonte se retiró a su esquina, enojado, visiblemente molesto, miraba de uno a otro lado para encontrar con quien quejarse y a quien cobrarle los platos rotos. De inmediato buscó a Pablo Rodríguez. Lo localizó y se le abalanzó. Pablo lo vio a tiempo y emprendió la graciosa huida a su esquina, quien fue protegido por más compañeros de la generación. El delegado de Morena no hizo más que quedarse comiendo su enojo.
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