Gabriel Biestro Medinilla sí puede contender y sí puede ganar las elecciones constitucionales del 2021. El “destape” del diputado local en Televisa Puebla en una entrevista con el periodista Arturo Luna fue un tiro de precisión que era urgente y necesario tanto para las huestes de Morena como para sus adversarios de la alianza PRI-PAN-PRD.
Obviamente falta que corra mucha agua sobre el río, y, en este momento, asegurar que es el virtual triunfador podría ser un despropósito, pero si encamina bien una estrategia de tierra y de aire, consolida sus alianzas, muestra una forma particular de hacer política y mantiene su relación de lealtad (como hasta ahora) con el mandatario estatal, marca una sana distancia con la actual administración municipal -tiene que ser sana, sin golpes ni sombrerazos- sus números podrán subir en estos meses que se vienen intensos.
El senador Alejandro Armenta Mier, evidentemente, se subió a la contienda porque como bien dijo quien lo dijo: “él contiende en todas”. Y todas es que quiere ser diputado local, federal, senador, gobernador, líder de su colonia, comentarista de chismes de artistas en el programa Hoy con Galiela Montijo y el Negro Araiza, analista de los playoffs de la NFL, mayordomo en la fiesta patronal, el muñequito del pastel, el bebé recién nacido, el médico del IMSS, el cubrebocas de Trump, el novio de la boda, el ganador del Melate y hasta el Revancha.
Aunque hay que decirlo, la percepción para muchos es porque no quiere desaparecer del mapa y como bien dice el tango (y vaya que le encanta armar unos bien buenos) Cambalache de Enrique Santos Discépolo: “el que no chilla, no mama”. Es decir, busca presionar para ganar espacios en regidurías, diputaciones locales y federales, puesto que sino aparece en lo mediático ahora, el 2024 se le puede ir de las manos.
También ha sido percibido como una venganza porque tumbaron a su incondicional del Tribunal Electoral, el abogado de grillos, ranas, cigarras y demás linduras de la naturaleza, Fredy Erazo, quien quedó muy “quemado” valga este adjetivo una vez que le mostraron la puerta de la salida de servicio.
Mientras su estrategia la establece para ganar espacios y cobrar una revancha, Biestro camina más tranquilo por la ciudad de Puebla. Una de sus virtudes es que carece de negativos, el pizarrón lo tiene en blanco, a diferencia de personajes de su propio partido que ya ocupan puestos de elección popular. Su lealtad con Miguel Barbosa, al ser uno de los pocos que se mantuvo con él en la derrota y en el triunfo, le da un plus, porque no es alguien que rompa acuerdos, a diferencia de muchos políticos que se les olvida que son seres humanos y que solo están por corto tiempo.
Las diferencias en el PAN en la elección de su candidato le darán más bonos, porque si los empresarios y la gente que toma las decisiones continúa viendo cómo se destruyen internamente, se irán a respaldar a quien les convenga.
En el peor de los escenarios, Biestro triunfaría por la simple y sencilla razón de que jugaría con todo para ganar, sumaría buenos perfiles dentro de su campaña, no se rajaría y eso sería bien visto tanto al interior de Morena como fuera de ese partido.
La lealtad a costa de todo, es una virtud que cada vez es más carente en este plante hiperconsumista y convenenciero.
Los enemigos de Biestro solo existen en redes sociales, principalmente twitter, en segundo lugar Facebook, en portales de noticias, en cuentas de bots y de troles. En un círculo rojo que representa a un porcentaje mínimo del padrón electoral. Es importante, pero no define una elección el día de las votaciones.
No es una tarea fácil, sería arriesgado señalar que ahorita es un picnic con los sándwiches de mortadela y los boing de mango preparados, eso sería un engaño, pero si sigue a su paso y ve pasar a sus adversarios, puede dar un buen golpe.
Biestro está en la línea de arranque. No se confundan. No se hagan bolas. En una contienda electoral los minutos tienen sesenta segundos. Hemos visto como en cuestión de días se cambian las preferencias. Ahí está el triunfo de Blanca Alcalá contra “El Plátano” o de Tony Gali contra Agüera.
Foto: Es Imagen / Katia Fernández
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