Este 10 de mayo seguramente no fue cosa fácil en la casa de Alejandra Guzmán.
Para todos ha sido ya muy conocido el alejamiento que vive con su hija Frida Sofía. A través de redes sociales tanto una como la otra han dado a conocer sus puntos de vista.
Si regresamos el tiempo, aunque de una manera más velada y no tan directa, Alejandra Guzmán también le reclamaba a Silvia Pinal su abandono con la canción Bye mamá que aparece en su primer disco.
En un Siempre en Domingo, Raúl Velasco obligó a Silvia Pinal a aparecer a un lado del escenario mientras Alejandra le cantaba la canción. La Pinal solamente pudo decir: ‘No se vale, Raúl, no se vale’.
Lo que sí, es que todo México ha tenido que ver y opinar con este asunto. Es lo malo de ventilar las cosas personales en redes sociales. No sólo las engrandeces, sino que abres la puerta a que cualquier persona te aporte su granito de sabiduría.
La verdad de esa relación solamente la conocen las dos partes involucradas: Alejandra y Frida. Ambas se ven dolidas, lastimadas y heridas y quizá será conveniente que cada una sane por separado para poder emprender mucho más adelante un camino de rencuentro, por ahora eso se vislumbra muy lejano.
El más reciente mensaje en redes sociales de Alejandra a su hija es muy directo pero también lleno de reclamo.
Quizá no es la mejor manera de festejar un día de las madres, pero ambas tendrán que seguir sus vidas sabiendo que eventualmente habrá un rencuentro… amable o no, pero lo habrá.
Silvia Pinal y Alejandra lograron sanar las heridas, trabajar sus sentimientos; aunque hay que aclarar que en nada se parece al cisma que existe entre Alejandra y Frida.
El tiempo cura las heridas, eso que ni qué, pero de que hay que mantener la cabeza fría y la boca cerrada en estos tiempos de redes sociales, de eso no cabe duda.
Hoy en día cualquier persona con una cuenta de Facebook o Twitter se siente con el derecho de exigir y demandar información que no le corresponde por no estar directamente involucrado o involucrada, sin embargo, lo hacen y no siempre con los mejores modos.
Que llegue la calma, que llegue la reconciliación y que llegue el perdón, esos serían los mejores regalos para ambas.