Chairos contra gangsters

Estamos a escasos días de que culmine el proceso electoral y seguimos sin saber por qué Enrique Cárdenas quiere ser gobernador. Desconocemos, por ejemplo, cómo le hará para negociar con un Congreso de mayoría de Morena. No tenemos idea qué hará con los PPS’s (pepe eses) que tanto le criticó a Rafael Moreno Valle y que ahora hasta le pidió disculpas a los panistas por atreverse a hablar mal del morenovallismo.

Enrique Cárdenas Sánchez no está hecho para ser político: las emociones lo controlan, lo traicionan, lo sacan de sus casillas. Si así es como candidato no sabemos cómo será de gobernante. ¿Cómo solucionaría una crisis en seguridad?, por ejemplo. No tenemos idea qué pretende hacer si gana la gubernatura.

Cárdenas desconoce todo. Le falta un buen asesor, no sólo político sino hasta de imagen. Se vio así en el debate reciente. No se preparó. No supo usar ni preparar la bomba para minar la fuerza de su principal adversario. No hizo una campaña de contraste con los municipios poblanos que gobierna Morena y que todos esperábamos que serían el tema no solo de campaña sino hasta en el encuentro del pasado domingo.

Insistimos: no hubo dirección, ni visión ni misión en la campaña. La gente no recuerda cuáles son sus propuestas. Sólo recuerda que tiene un hotel fifí con un costo de más de cien millones de pesos, que es un académico SNI que sigue cobrando aunque ahorita no esté publicando ni investigando y que un terreno carísimo se lo vendió a un menor de edad.

Que no es el académico inocente que nos quisieron vender y que tiene una cola. En México no hay político que no tenga cola, unos la tienen más grandes que otros, pero todos la tienen. A Cárdenas se le recordará más por su doble moral que por su actividad académica.

Esa es la muestra de que su campaña es una pésima campaña. ¿Alguien recuerda cuál es su slogan? No hay mensaje. No hay nada más que un personaje con una gorrita y una camisa sin mangas que muestra a un oficinista, una foto de un Godínez o antes un gutierritoz. Carece de fuerza en sus imágenes de campaña. Y seguramente la empresa que contrató para ello, si es que lo hizo, le cobró cantidades millonarias.

En este pequeño lapso que llevan las campañas electorales solo vemos cómo se hunde en sus propias emociones, porque eso sí vemos a un candidato enojado y desesperado.

Las campañas de odio y sus derechairos

Los panistas de Puebla se parecen mucho a los chairos que defienden a Andrés Manuel López Obrador. Desde que arrancó la contienda la mayoría de los medios poblanos hemos ido publicando encuestas en las que va ganando Luis Miguel Barbosa. El 90 por ciento de dichas empresas, sino es que todas, son muy serias, pues hasta el propio periódico Reforma ha dado ganador al oriundo de Zinacatepec.

¿Cuál es la respuesta en redes sociales de los albiazules poblanos ante esos resultados?: “medios chayoteros, comprados, les llegaron al precio, nosotros tenemos otros datos” y una larga lista de ofensas e insultos. Varios personajes de los atacantes son conocidos que se suman a esas guerras de odio, otros son troles y unos cuántos más son bots del internet.

Es curioso el parecido de los panistas poblanos con los chairos que defienden a AMLO y atacan a la otra prensa “chayotera”. A todo esto nos deja una sola conclusión: no hay persona más odiadora que la que milita en un partido político: odian por naturaleza. Es esa que cuando está en el poder exige que se le respete y cuando vive fuera del presupuesto demanda que todos piensen como él.

Pero no se agüiten, que los que trabajamos en esto no tenemos la piel delgadita, siempre aguantamos vara y la realidad siempre termina por dar la razón a quien la tiene y no necesariamente los medios siempre la tenemos.

mayo 22, 2019 - 10:55 pm

Por: Zeus Munive

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