Roberto Gómez Bolaños nació en la Ciudad de México el 21 de febrero de 1929.

Hoy estaría cumpliendo 93 años, y la verdad es que a pesar de lo mucho que hizo por la televisión mexicana hoy quizá no disfrutamos de la transmisión de sus programas, pero su recuerdo sigue vigente.

Chespirito fue actor, bailarín, comediante, escritor, dramaturgo, guionista, director, compositor y productor. Básicamente se encargaba de todos los proyectos que estaban bajo su mando.

El Chavo del 8, sin duda, sigue siendo uno de los personajes consentidos de los mexicanos. Las frases que se decían en ese programa siguen vigentes y las nuevas generaciones las saben y las dicen.

Durante muchos años fue el rey de la televisión. Recuerdo que hace años, quizá tendría yo 8 o 9 años, fueron a Córdoba, Veracruz y llenaron el estado de béisbol llamado Beisborama. Recuerdo que había un templete de madera al centro del campo de juego y había gente en las gradas y muchas personas parados en el campo. Yo estaba muy cerca del escenario. Y ahí en esa tarima hicieron básicamente un episodio del Chavo. Estaban todos los integrantes del elenco y para mí fue simplemente mágico.

Más mágico fue encontrarme a María Antonieta de las Nieves en una papelería. No recuerdo qué estaba comprando pero recuerdo que mi mamá me dijo que le pidiera un autógrafo. Ahí entendí la diferencia entre el artista y los personajes. Obviamente no iba vestida de la Chilindrina, pero amablemente me dio su autógrafo y me trató con mucho cariño.

Chespirito creo ilusiones en muchos, hay varias generaciones que crecimos viendo sus programas. Y hay muchos recuerdos personales que tienen que ver justamente con él.

Tuve la dicha de entrevistarlo dos veces. La primer en el Teatro Principal, vino a presentar la obra 11 y 12. Posteriormente lo entrevisté en su camerino del Teatro Libanés también con motivo del éxito de la obra y del fin de su programa en 1995,

Puedo recordar su gentileza y amabilidad. Él andaba por la vida como si nadie lo conociera, como si no hubiera influido en la vida de muchos mexicanos. Recuerdo que me pidió que me sentara del otro lado porque de ese lado no oía bien.

En ambas ocasiones fue un caballero y así es como lo recuerdo. Además de que debo agradecerle que mi gusto por la televisión se la debo a él. Siempre me maravilló la magia que se creaba cada vez que prendía ese aparto, y hoy agradezco tener la oportunidad de formar parte de esa magia.