¿Por qué la necedad de negarle a Eduardo Rivera Pérez encabezar la alianza entre PRI-PAN y PRD? Porque de ganar la alcaldía de Puebla, Fernando Manzanilla Prieto y todo su equipo de panistas se quedarían sin nada.
Los manzanillistas en Acción Nacional son muchos y los encabeza Eduardo Alcántara y este, a su vez, asesora a Genoveva Huerta, y de ahí vienen otros como Fernando López Rojas, Pedro Gutiérrez y Carolina Beauregard.
Fernando Manzanilla sabe que está fuera porque el partido que representa, un aliado de Morena, no tiene ningún proyecto a futuro. Su situación en Puebla se vino abajo cuando salió de la Secretaría de Gobernación estatal, su relación con los Moreno Valle se debilitó después de la muerte de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle; se divorció de su esposa y solo encontró una caja de resonancia en el PAN estatal.
Eduardo Rivera no pudo transitar con esa ala del panismo. Y a Manzanilla le convenía más romper la alianza con el PRI y PRD en la capital poblana. No importa que Eduardo Rivera fuera quien encabezara las encuestas municipales, si Lalo Rivera se colaba era un escalón más cercano a la gubernatura en el 2024, obvio si le ganaba a Morena en este 2021.
Genoveva Huerta y Eduardo Alcántara prefirieron quedarse con el PAN estatal porque saben que esa posición les da posibilidades de negociación y así imponer a sus candidatos que serán leales al proyecto del diputado del PES.
Esta situación, digan lo que digan, le da bonos a Morena y en especial a Gabriel Biestro porque la elección en la ciudad se irá a tercios y porque de esa manera la oposición a Morena se pulveriza.
La elección del 2021 será de estructuras y ahí sí como dice el dicho quien tenga más saliva que trague más pinole. Andrés Manuel López Obrador cuenta aún con mucho respaldo social. Sus adversarios no entendieron nada. No han sabido generar una oposición y sus candidatos en total son reciclados. No buscaron liderazgos. Se repartieron un botín y nunca han dirigido un discurso que atraiga.
Se les olvidó que si en el 2018 perdieron fue porque la gente estaba hasta la madre y que ya no veían opciones. No estoy diciendo que AMLO sea la opción, lo que digo es que no supieron contrarrestar y no mostraron ningún cambio.
Por ejemplo, se mencionaba el nombre de José Chedraui quien nunca ha hecho nada. Su única fortaleza era ser amigo de Peña Nieto a quien siempre presumía porque comía con él. Si preguntan ¿qué propone? La respuesta solo la conoce él y su soledad.
Si preguntan ¿qué propone alguno de los candidatos del PAN? Sepa Dios y sus buenas consciencias. El PAN dilapidó una oportunidad. Saben que se gana más perdiendo y saben que es mejor gritar para que les hagan caso. Siempre deja muchos dividendos.
El PAN está en crisis sino lo han visto. Lo que ocurrió al interior de su partido es solo una crisis de identidad, de no saber qué buscan, de solo pelear por un espacio, por un salario, por una dieta, por una curul, por la silla en el Palacio Municipal de Puebla y por asegurarse que su jefe Manzanilla tenga espacios y pueda cobrar venganza.
Hay algo que nunca se ha entendido, por qué si Manzanilla estudió en Harvard, por qué si es cierto que era un alumno brillante, un gran economista, pertenece a una familia real, por qué se pone a pelearse con la gente de la aldea a conspirar contra dos gobernadores.
Si fuera cierta toda esa historia más sus clases de meditación trascendental por qué estar empecinado con ser la cola del león. A veces no cuadra, pero allá él y sus estrategias que solo lo han evidenciado.
Las fichas se cambiaron en el tablero y ahora queda claro que no hay ni habrá oposición seria, que si siguen así repetirán el patrón que instauró Enrique Cárdenas. Mucha democracia, mucha transparencia para nada, solo para sacar libritos que nadie lee, y apoyarse en causas que nadie sigue.
Aún falta que corra más agua en el río, pero así como van los panistas solo se van a terminar hundiendo más en un mar de rencores, envidias y el quítate tú para que llegue yo.
Que el Yunque y el Opus Dei los rediman.
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