Apenas inicia el primer mes del año y se nos anuncia que la cuarta ola de contagios, conocida como ómicron, está presente en muchos países del mundo, incluyendo a nuestro país.
La organización mundial de salud estima que media población en Europa se verá afectada por el contagio que, a diferencia de las tres olas de contagio anteriores, la mayoría de las personas que padecen el mal, sufren síntomas leves y se recuperan sin necesidad de tratamientos especiales, sobre todo aquellas que ya cuentan con las dos vacunas disponibles y el refuerzo contemplado.
Aquí en México, hasta el día de ayer se superaban los 30 mil casos de contagio, entre los que se encuentran, entre otros, presidentes municipales, diputados locales, diputados federales, senadores de la república y hasta el presidente de la república con su segundo contagio.
El solo hecho de ver a personajes públicos con el contagio, que durante meses despreciaron el uso preventivo del cubre bocas, demuestra claramente que la política pública instrumentada para enfrentar la pandemia fracasó desde el principio, y que esta cuarta ola de contagios solo viene a confirmar lo que públicamente es sabido, que el gobierno fracasó en la contención de la pandemia, en la instrumentación de las medidas de prevención y en la aplicación de las vacunas necesarias.
A ver, que puede decir el subsecretario López Gatell, antes conocido y ahora despreciado como el zar anti coronavirus, sobre esa expresión que utilizó al principio de la pandemia de: “La fuerza del presidente es una fuerza moral, no es una fuerza de contagio”.
Alguien tiene que decirle al presidente que si se contagió por segunda ocasión, es un potencial foco de contagio, aunque sea el presidente. Además de que su actitud ha sido completamente irresponsable al sostener reuniones con miembros de su gabinete, sin la utilización del cubre bocas, ni guardando la distancia recomendada, ni el aislamiento necesario.
Un jefe de estado debe dar ejemplo, no provocar desobediencia o desacato a las medidas de prevención recomendadas.
Seguramente el secretario de salud no le va a recomendar al presidente contagiado que use vick vaporub y todas esas cosas que le recomendó a los niños que sufren de covid para salir adelante de su mal, so pena de ser defenestrado, dado que ni los detentes le sirvieron para evitarlo.
Por otra parte, que reflexión estará haciendo el propio presidente sobre su afirmación de que “no mentir, no robar y no traicionar ayuda mucho para que no te de coronavirus”.
Es la segunda vez que sufre el contagio, entonces podemos afirmar que algo le ha fallado en esa afirmación.
Que falló en la ecuación. ¿Ha mentido? o ¿Ha robado? o ¿Ha traicionado? O, las tres juntas.
¿Es importante que el presidente recupere su salud? Por supuesto que es importante, pero mas importante es que no se nos olvide que México es el cuarto país con el mayor número de muertos por esta causa con más de 300 mil y que existen pendientes que se deben atender de inmediato.
Y para eso, se necesita un presidente sano de salud y sano de juicio.
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