Dicen que en la política puedes estirar la liga pero nunca, nunca, nunca romperla. La puja por la candidatura a la gubernatura en Morena ha llevado a los simpatizantes de Alejandro Armenta Mier a un punto en el que parecería que su intención es reventarla. Cada nuevo día nos enteramos que diputados y seguidores del senador tienen quejas y acusaciones contra sus adversarios y a veces, incluso, contra funcionarios del gobierno del estado.
“Le están rascando las bolas al tigre”, diría el clásico y sino buscan un canal de intermediación y todos los días se confrontan internamente pudiera haber consecuencias. Si lo que se pretendía era una o dos secretarías en el gabinete de Puebla, en caso de ganar Morena, pudieran reducirse a unas simples direcciones o empleos menores.
No obstante, quien sí ha cambiado su discurso es Luis Miguel Barbosa Huerta. Ya comenzó a operar políticamente y sin reflectores pues cuida los tiempos y las formas. Su mensaje de la reconciliación no es demagogia: está tendiendo puentes con muchos sectores sociales que se confrontaron y dividieron, primero por la lucha electoral del año pasado y después por el trágico accidente del 24 de diciembre.
Ha fumado la pipa de la paz, incluso, con gente que lo atacó en la campaña pasada y ese ya es una buena señal de su parte.
Está tejiendo fino y evita confrontarse con Alejandro Armenta, es más, tanto él como sus operadores se expresan bien del senador en público a fin de no generar polémica, en cambio, los seguidores de éste último denuestan el trabajo, incluso, de las encuestadoras que han puesto por encima a Barbosa. Tratan en redes sociales de dañar su imagen, todos los días a todas horas.
Sin embargo, Barbosa tiene a su favor la experiencia de una reciente campaña estatal por la gubernatura, ya conoció las estructuras de su partido, y ya está vacunado contra cualquier ataque, pues el morenovallismo nunca lo aplastó. Es más, ahora ya ni siquiera hay morenovallismo.
El hecho de haber contendido contra Martha Erika Alonso lo hizo darse a conocer, la misma guerra sucia que se usó contra Barbosa fue publicidad y si algo tenemos los mexicanos es una corta memoria, la guerra solo fue para el círculo rojo, pero la imagen del tehuacanense se hizo viral. Es el más conocido en este momento. Lo que en un momento pudo ser malo ahora puede ser bueno.
Además, ya no tienen armamento ni misiles sus contendientes. De ahí se entiende por qué va arriba en las preferencias electorales.
El año pasado, cuando llegó a Puebla para la contienda, traía muchísimos amarres nacionales por su paso en el Senado como líder parlamentario, fue parte de la burbuja perredista cuando era aliado de Los Chuchos, pero no conocía al cien el mercado local en ese momento. Ahora, las cosas han cambiado: conoce a los grupos políticos, empresariales y sociales. Trae consigo una estructura más allá de Morena y cada día la hace más amplia.
No se ha peleado ni con el gobernador interino ni con el secretario de Gobernación Fernando Manzanilla ni con nadie de ese gabinete, a diferencia de los diputados que respaldan a Alejandro Armenta. Tiene gente, incluso, en el ayuntamiento de Puebla, pese a que la alcaldesa Claudia Rivera prefiere ir con el senador.
A Barbosa lo respaldan varios diputados locales y federales. Y hasta el momento en todas las encuestas serias va a la cabeza.
Aquí el único problema es que mientras el CEN de Morena no dé a un ganador, las diferencias entre sus militantes pueden arreciar más y provocar una división que afecte hasta los comicios de junio y ese escenario no le conviene ni a Barbosa ni a Armenta, es más, a nadie. Solo a José Juan Espinosa quien hace todo lo posible por reventar a la cuarta transformación poblana.
Estrategias de campaña, chí, como ño
Dicen que sacar los espectaculares de Armenta Automotriz hará que gane el senador en las encuestas de Palacio Nacional (chi, como ño), falta que diga a quien se le haya ocurrido tan “brillante” idea mande a hacer unos anuncios de chiles La Morena para que la gente vote y le den puro… picante en vinagre. No sería malo que ese asesor también le recomiende a Jorge Aguilar Chedraui que saque unos de “En Chedraui cuesta menos” y pum güey, “ganamos la elección”.
Chí, como ño.
Ilustración: Alejandro Medina
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