Para cambiar nuestra historia debemos comenzar hablar en la vida pública de las mujeres en todos los espacios. Así nace “Dejando huella” por Gaby Bazán, una voz que planea exponer temas para visibilizar condiciones que considero importante traer a la luz.
Ya terminó marzo y pareciera que solo un día al año el mundo habla de las mujeres y su reconocimiento. Interminables discursos en su honor e información compartida suman a visibilizar las desigualdades que imperan a nuestro alrededor en la lucha por alcanzar una vida justa.
Sin embargo, las mujeres siempre han tenido su propia historia los 365 días del año para ser exacta. Recientemente se empiezan a mostrar con mayor frecuencia estas historias, ante una débil representatividad de todos los tiempos, de la mano de un movimiento que hoy se construye con mayor fortaleza y liderazgo.
Me sumo a este movimiento de acción para contar y encontrar la huella de las mujeres, apropiarnos de espacios y seguir evolucionando en este camino hacia la igualdad y derechos humanos que tanto son mencionados.
¿Y cómo contar la historia de las mujeres?, ¿por dónde empezar?, considero que todas las mujeres podríamos comenzar a contar nuestra historia y experiencias vividas desde la importancia merecida, por el gran valor que aportamos y que seguramente muchas hemos silenciado.
Lo pude reflexionar con mayor claridad al leer a Michelle Perrot, en la relatoría de la serie de emisiones trasmitidas en el año del 2005, comenzando con un itinerario de su autobiografía para después abordar el silencio roto, mostrando que desde los libros de texto las mujeres no son nombradas. Seguramente estaban en su casa realizando labores domésticas, también tendrían mucho por contar, pero sus fuentes han sido silenciadas y así es como hoy no podemos tener huellas de su realidad.
En la historia, el protagonismo siempre ha sido marcado por el hombre, las mujeres en su mayoría son nombradas como esposas, acompañantes, ayudantas, hijas, hermanas, es decir, no tienen huellas directas. Encontrando a las mujeres en el silencio de las fuentes, debido al tardío acceso a la educación frente a una desvalorización y contraste asimétrico de los relatos que las dejan en la obscuridad.
Otros registros de estas historias son los archivos públicos, como son los policiales y judiciales con infinidad de documentos que muchas veces son desaparecidos por su contenido.
No puedo imaginar cuantas historias de mujeres han sido borradas u olvidadas, reflexionando a lo largo del texto (Perrot, 2005) los espacios de expresión para las mujeres fueron en su mayoría la literatura personal como el diario íntimo, la correspondencia y autobiografía. Pero esto al ser algo íntimo, en muchas ocasiones no fue abierto a lo público y no se cuenta con un registro del mismo.
Así es como este espacio reflexivo intentará tener los argumentos para construir con mayor fuerza y ventaja un espacio de visibilización con análisis de sucesos, historias, temas, acciones y todo aquello que permita que las mujeres hoy puedan seguir dejando una huella y no sean olvidadas.
Conservemos la historia de las mujeres con la valorización merecida, somos más que roles privados. Hemos ido traspasando lo público con trabajo y política para crear espacios de voz activa que se adaptan al cambio de manera permanente. No ha sido fácil, por tanto, debemos tener claro la importancia del camino feminista para abrir brecha.
Agradezco a Efekto 10 la confianza y este segmento para seguir contando y rescatando la voz silenciada en el tiempo, que hoy nos compromete a normalizar que los espacios públicos y la libertad de expresión es y será también de LAS MUJERES.