Algo no anda bien en Morena Puebla.
Bertha Luján, la enemiga número uno de Yeidckol Polevnsky, va a venir a la Angelópolis el próximo viernes 12 de Julio a las seis de la tarde a la Plaza de la Democracia y a ese acto lo convoca el próximo secretario del Trabajo, Abelardo Cuellar (el Treinta-Treinta) a quien, según las fuentes consultadas, le interesan tres cosas: obtener el control de ese partido en la entidad, ser funcionario estatal y heredarle a su hijo la representación jurídica de todos los conflictos laborales que hay contra el gobierno del estado para que los cobre.
Bertha Lujan es la presidenta del Consejo Nacional de Morena quien este fin de semana armó una comisión para el proceso electoral interno de ese partido, mismo que ya desconoció la actual dirigente nacional de Morena. La intención de Lujan es sacar de la jugada a Polevnsky, pues tanto la primera como la segunda pelean ya por la dirección nacional de su partido.
Lo que no anda muy bien es que el gobernador electo Luis Miguel Barbosa, seguramente, por un tema de amistad y lealtad apoyará a la actual presidenta y su subordinado en el área laboral respalda a Luján.
Toda la tarde de este miércoles, el próximo secretario del Trabajo estuvo muy activo invitando vía whastapp al evento de Luján. Es válido que cada quien tome partido y más si aún no rinden protesta como funcionarios estatales, empero, hay reglas no escritas en la política que sería bueno comprender más allá de posiciones radicales y preferencias.
Pero aquí va lo más interesante: no sólo es el próximo secretario del Trabajo quien anda muy activo a favor de la enemiga de Polevnsky sino (suenan tambores): Claudia Rivera y su familia. Claro, los mismos que se apostaron por Alejandro Armenta Mier en las precampañas.
En el caso de Rivera Vivanco y no es por ser mujer lo único que queda decir es que: lo que natura non da, Salamanca non presta. Ojalá y exista una canción de Joaquín Sabina (que es lo único que conoce la presidenta municipal) en la que esté escrito algo así como: no entienden que no entienden.
El tema de Abelardo Cuellar no es un tema menor, pues el pasado fin de semana se reunió con sus camaradas del Suntuap y de la máxima casa de estudios para festejar su nombramiento con el clásico: ya chingamos.
Además, como ya ha salido en la prensa poblana, Cuellar fue el abogado de los despedidos de la morenovallismo y ahora que ya será el nuevo secretario del Trabajo le heredó esa representación jurídica a su hijo.
A todas luces hay un conflicto de interés pues si falla a favor de los despedidos, su hijo cobrará su treinta por ciento como establece la norma entre los abogados y el gobierno del estado tendrá que erogar una cantidad de dinero para todos ellos. Cuellar queda bien. Su hijo cobra. El gobierno pierde y paga.
¿Ahora entienden por qué el mote del Treinta-Treinta?
Cuellar, además, desde que salió Gabriel Biestro de la dirigencia estatal de Morena arma una estructura partidista, la cual fue detectada ya por el búnker de Barbosa desde el ocho de julio pasado, cuando el gobernador visitó las oficinas estatales de su instituto político.
Barbosa fue testigo de cómo sus correligionarios aplaudieron y vitorearon al Treinta-Treinta y no es que esté mal, es que forma es fondo y el festejado ese día era el ganador de la contienda. No lo duden, Cuellar va por una dependencia, porque su hijo haga negocio con los despedidos y si se puede colarse en esta guerra entre Polevnsky y Luján para posteriormente apropiarse del partido.
Foto: Es Imagen / Miguel Romero
Columnistas, Noticias Destacadas