Diez días intensos para unos y no tanto para otros.
Con eventos multitudinarios terminaron las precampañas de los aspirantes al gobierno de Puebla.
Alejandro Armenta, con todo, sigue el trabajo que inició ya hace mucho y fue cobijado por 4 mil personas.
Eduardo Rivera fue arropado por Xóchitl Galvez y Fernando Morales, solito se apapachó.
Destacó Armenta con llenar una explanada al lado de Audi con por lo menos 5 mil morenistas, zona antes icono del morenovallismo y por ende del panismo.
El mensaje fue claro: sepultar aquella época e iniciar la nueva era: el armentismo.
El mismo precandidato lo dijo en su discurso: la zona fue pensada para la inversión extranjera y se ha perdido.
Incluso, el gobierno estatal sigue pagando 800 millones de pesos anuales.
La zona otrora morenovallista o panista fue invadida literalmente.
No solamente se volcaron vecinos de la zona, sino seguidores morenistas de todo el estado.
Y claro, no podían faltar las decenas de aspirantes que quieren algún cargo de elección popular.
El frío no fue impedimento.
La nueva corriente en ciernes.
Tiempo al tiempo.
El desayuno
Por la mañana, Alejandro Armenta desayunó con los más de 70 aspirantes a las alcaldías de las Cholulas y alas diputaciones federales y locales.
El mensaje también fue claro: Un freno a la corrupción.
Hasta les puso una parte de la película “La Ley de Herodes”
No sea la de malas que los que lleguen vayan a hacerle como el Varguitas.
Les pidió que fueran aspirantes con amor al pueblo para servir y no servirse.
Llegaron casi todos, incluso los y las que en su momento apoyaron a Nacho Mier.
La puerta está abierta para todos.
Claro, uno de unos de los que faltaron fueron Julio Lorenzini y Miguel Huepa, tal vez a sabiendas de sus pocas oportunidades.
De ahí en fuera todos llegaron, incluso Liz Sánchez, Karina Pérez, Omar Pérez, Tonantzin Fernández y Leo Ramirez, entre otros.
Hasta Rosario Orozco se saludó efusivamente con Claudia Rivera y su hermano David.
Ambas llegaron acompañando al senador.
Todos aspirantes a alcaldías y diputaciones.
El que no se mueve no sale en la foto, dicen, ¿o cómo era?
Tiempo al tiempo.